Hay que aceptar esta paradoja: el entorno es cada vez más profesional en sus exigencias pero más infiel en su comportamiento, por lo que la capacidad de una organización, un equipo o inclusive un profesional para aprender de sus experiencias y transformar esos aprendizajes en acción es un diferenciador estratégico de alto valor. La revisión anual de aprendizajes y logros no es solo un ejercicio de cierre de ciclo, sino una herramienta poderosa para conectar la reflexión con la innovación, identificar patrones de éxito y diseñar planes alineados con los desafíos del futuro.
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