Explorando estilos fotográficos: la fotografía de aves como método para aprender disciplina y planificación
Durante las exploraciones de estilos fotográficos presentadas en el año, nos hemos enfocado mucho en lo que se puede realizar dentro de la casa: ejercicios de color, fotografía de producto y otras más… Pero en esta ocasión salimos al mundo para explorar un poco el mundo de la fotografía salvaje, específicamente, la fotografía de aves.
Antes del amanecer
Planear cada sesión es parte fundamental de cualquier flujo de trabajo fotográfico, sea en estudio o en exteriores. Incluso en la fotografía de calle se requiere cierta planificación de espacios, horarios y situaciones donde ir a capturar momentos. Sin embargo, la fotografía de aves debe ser una de las que se puede llevar la corona en el proceso de planear una sesión.
Muchos de los fotógrafos especializados en aves vienen de la ornitología o del pasatiempo de observación de aves. Estas prácticas incluyen mucha rigurosidad en los horarios, las zonas exploradas y la forma de acercarse a los animales. El día puede arrancar a las cuatro de la mañana siguiendo el llamado de un pájaro, caminando lentamente entre el bosque, tratando de no hacer ruido al pisar, pues un ruido fuerte puede generar una cadena de aves llamándose para esconderse (y de paso dañar el día de la caminata).
Si la caminata se hace con el conocimiento de un ornitólogo, es incluso más llamativo. Podemos preguntar sobre los hábitos de comportamiento de la especie que vayamos a ver, para ver si podemos encontrar una toma única, como la de un ave en pleno vuelo, picando por comida u otras acciones similares; lo que nos lleva a planear aún más, pues nos hace pensar en el área de acción, buscar un ángulo y tener la cámara preparada para intentar capturar ese momento único. Lo que puede llevar una suertuda toma o más de 4,200 horas y 720,000 exposiciones…
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