Estudios demuestran que las ratas sienten empatía igual que los humanos

La aparición de la empatía en el árbol de la evolución es mucho más antigua de lo que se pensaba.

La mayoría no tiene nada bueno que decir de las ratas, pero algunos experimentos han demostrado que bien pueden enseñarnos algo.

La empatía es la capacidad de ponerte en el lugar de otra persona y comprender lo que siente cuando algo malo le pasa: si enferma uno de sus familiares, se muere su mascota, reprueba un examen o pierde su equipo. El altruismo es cuando alguien pone en riesgo su vida para beneficiar a otros sin beneficio propio.

Durante mucho tiempo creímos que sólo los humanos éramos capaces de sentir empatía y actuar con altruismo, luego descubrimos que otros animales de inteligencia superior (grandes primates, perros, elefantes) también los muestran, pero… ¿las ratas?

¿Acaso no expresamos “huele a rata” cuando algo apesta, o decimos que alguien es una rata cuando es un ladrón? Así que no parecen candidatas a mostrar ni empatía ni altruismo, aunque…

Se ayudan

En 2011, científicos de la Universidad de Chicago experimentaron con parejas de ratas al interior de un contenedor: una encerrada en una caja transparente con una pequeña puerta mientras la otra podía hacer lo que quisiera.

La rata encerrada invariablemente emitía sonidos de desesperación. Después de una semana, 23 de las 30 ratas libres aprendieron a abrir la puerta y liberar a la rata que estaba encerrada (¡la ayudaban a “escapar de la prisión”!).

La primera sorpresa

Cuando en la caja interior los científicos ponían una rata de peluche o nada, la rata de fuera no se molestaba en abrir la puerta, aunque ya la tuviera dominada, lo que significa que liberar a su compañera era su propósito principal.

La segunda sorpresa

Para complicarles las cosas, los científicos pusieron después dos cajas dentro del contenedor. En una encerraron una rata de verdad y en la otra pusieron trocitos de chocolate con leche que les encantan. Los investigadores pensaron que las ratas de fuera abrirían primero la caja con el chocolate, se lo comerían solitas y luego liberarían a la rata encerrada, pero, ¡sorpresa! Casi todas las ratas liberaron primero a su amiga presa y la llevaron a abrir la otra caja compartiendo las golosinas, o sacando el chocolate y poniéndolo frente a la recién liberada. Esa generosidad (altruismo) dejó a todos verdaderamente sorprendidos.

 

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