Elliot Abrahams, enviado para Venezuela en la administración del presidente de EEUU Donald Trump, asegura que China ya no está tan interesada en brindar apoyo económico al gobierno de Nicolás Maduro. Luego de las sanciones impuestas por Washington, Pekín ya no ve con buenos ojos el apoyar económicamente a Venezuela, reseña REUTERS.
Para Abrahams, el rol económico de China ha disminuido debido a la dependencia cada vez mayor que tiene el régimen con el gobierno de Putin. Su gigante petrolero Rosneft es actualmente el salvavidas financiero que mantiene en el poder a la dictadura.
Las deudas con Pekín han provocado que China constate las terribles políticas económicas y la corrupción del régimen dentro del gobierno venezolano. Abrahams asegura que China ha compartido su malestar con el gobierno de Washington confesando que la administración de Maduro «(…) en su opinión es un desastre».
Para el funcionario de la Casa Blanca “Las sanciones son la causa fundamental del deterioro de la vida cotidiana del pueblo venezolano.» De allí que China inste a los países relevantes a detener de inmediato las sanciones unilaterales contra Venezuela.
Comenzando la década de 2000, China estableció una asociación económica basada en la necesidad de financiamiento con el ex-presidente Hugo Chávez tras su búsqueda desesperada de petróleo, especialmente, luego de los jugosos precios del barril de crudo que se incrementaron en ese momento.
Pero el crecimiento chino se estabilizó y llegó el colapso en los precios del petróleo en 2014 con el que el gobierno de Maduro comenzó a endeudarse con China. Se estima que Caracas, atrapado en una crisis económica, le debe a Pekín casi 20.000 millones de dólares.
Sin embargo, y a pesar de Washington, China seguirá brindando apoyo diplomático a Venezuela asegura Abrahams. «Es probable que Pekín continúe brindando apoyo diplomático a Maduro junto con Rusia, incluso en las Naciones Unidas», concluyó.
@rocafranc
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