Madres solidarias marcan la diferencia en una Venezuela golpeada por la pandemia

A pesar de la pandemia de la COVID-19, en la fundación Alimenta la Solidaridad las madres de diversos sectores populares de Venezuela siguen cocinando platos a los pequeños más vulnerables para llevarles esperanza en estos tiempos tan difíciles.

En Alimenta la Solidaridad – programa creado en el año 2016 por el dirigente político Roberto Patiño para llevar alimento a más de 14.000 infantes en 14 estados del país – sus rutinas han cambiado debido al nuevo coronavirus, pero ellas siguen trabajando a diario desde sus hogares.

Cedrid Borrero, de 46 años y madre de 3 hijos, contó que para ella ser madre es felicidad, saber que tiene que hacer todo para que sus hijos sean personas de bien es para ella lo mejor que Dios le pudo regalar.

“En estos momentos nuestro compromiso de madre es mayor (…). Siento que siendo solidaria y educando a mis hijos a que tengan una buena formación, ayudo a que mi país sea mejor”, comentó.

Borrero explicó que lo que la hace continuar trabajando en medio de la crisis del coronavirus es la cara de preocupación que vio al inicio del decreto de cuarentena en las mujeres que hoy ayuda. Eso la conmovió, por lo que decidió unirse a otras madres y continuar con el programa pese al confinamiento.

Las matronas que trabajan en este programa se organizan diariamente para llegar a cada una de las casas y, además de ser solidarias, están comprometidas en empoderar a las personas para que sean capaces de sumar ante esta situación.

“Entendí que nuestra responsabilidad es mayor de la que pensamos pues hemos visitado cada casa y conocemos la necesidad de cada niño que atendemos, ellos me motivan a continuar y a levantarme cada día a pesar del miedo”, especificó Borrero.

La alimentación diaria de muchos niños en Venezuela depende directamente de comedores y de fundaciones que reparten comida a diario en los colegios. Con la llegada del COVID-19 estos se han visto afectados de una manera inesperada.

Yuday García, otra voluntaria del equipo y quien a pesar de tener 5 hijos – que migraron – se considera madre de todos los niños que atiende, aseguró: “Siento una gran satisfacción porque estoy aportando un granito de arena en la necesidad de que los niños de mi país puedan tener mejor capacidad de estudios por medio de nuestro programa de alimentación”.

Los responsables de Alimenta la Solidaridad elaboran la comida en sus casas mientras esperan poder seguir operando en sus comedores y así aseguran la nutrición de cada niño con el objetivo de convertirles en una víctima menos del COVID-19.

Esta organización se propuso desde que comenzó el confinamiento imponerse todas las medidas de seguridad para continuar llenando la barriguita y el corazón de muchos niños.

García describió  la extrema necesidad económica que existe en muchas familias y que nadie puede ocultar. “Nosotros siempre estaremos aquí cuando nos necesiten”, agregó.

Vía La Voz de América

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