El 14 de julio de 1789 estallaba la Revolución Francesa. En su memoria se celebra el Día Nacional de Francia.
«Libertad, Igualdad y Fraternidad» fue el lema de aquella gesta y junto con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano constituyen algunos de los principales legados de Francia a la humanidad.
La Revolución Francesa no aparece de la nada: surge del Siglo de las Luces, de la Ilustración, de los Enciclopedistas. Asimismo, de la independencia de los Estados Unidos, que había ocurrido algunos años antes, el 4 de julio de 1776.
La Toma de la Bastilla que se celebra precisamente el 14 de julio, ocurrió a causa del hambre que habían producido las malas cosechas y de la crisis económica. Ese día las panaderías de París amanecieron sin pan.
Las ideas de Rousseau y Montesquieu en la Revolución Francesa
Gigantes como Locke, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Hume, habían asentado a lo largo de más de un siglo las ideas que conformaron una nueva concepción de la política, la economía y la sociedad. Esto a través de una forma de gobierno basada en la separación e independencia entre los poderes públicos.
«El poder frena el poder» era la respuesta de Montesquieu en su obra «Del espíritu de las leyes», donde aborda la separación de los poderes frente al absolutismo de Luis XIV, el Rey Sol, el fatalismo de Luis XV, «después de mi el diluvio», y la ineptitud de Luis XVI, quien termina por ser guillotinado. Todos ellos considerados como prototipos de un gobierno absolutista y centralista.
Argumentaba Montesquieu «todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo». Va hasta donde encuentre límites. No se puede abusar del poder, hace falta que por disposición de las cosas el poder detenga al poder».
Separación e independencia de poderes deparó la Revolución Francesa
Precisamente para impedir el abuso del poder se propone su separación e independencia, característica fundamental de toda democracia. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial los ejercen órganos diferentes, autónomos e independientes, con atribuciones específicas que no pueden impedir las funciones de otro poder.
Ya Aristóteles había atisbado ideas de ese orden para impedir la tiranía. Pero fueron Montesquieu y Locke los que lo definieron.
Locke señalaba que el poder legislativo debía ser el preponderante no solo por su atribución de crear las leyes, sino también porque debía evitar las posibles tentaciones de otros poderes y así impedir tendencias que pudieran conducir a una tiranía.
Conforme a esta concepción solo el poder legislativo hace la ley, solo el poder ejecutivo se encarga de la ejecución de las leyes existentes y solo el poder judicial ejerce la potestad jurisdiccional.
Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano
De la Revolución Francesa surge otra concepción extraordinaria, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 16 de agosto de 1789.
Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derecho, afirmaba aquella declaración. La libertad consiste en poder hacer todo lo que no le cause perjuicio a los demás.
El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de esos mismos derechos.
Estos límites solo pueden ser determinados por la ley. Los derechos naturales son imprescriptibles e incluyen la libertad de opinión, de prensa, de conciencia, así como el derecho a la propiedad, la seguridad y la resistencia ante la opresión.
Son características de la libertad individual la presunción de inocencia e irretroactividad de la ley. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ningún individuo ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente de ella.
La Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano que contempla estos principios y muchos más, va dando a lo largo de sus enunciados principios fundamentales de universal aplicación, que reconocen los conceptos concebidos por los grandes filósofos políticos del Siglo de las Luces.
Hoy en día en Venezuela otra revolución, con «r» minúscula está dando al traste prácticamente con todos los avances extraordinarios que para la humanidad representó la Revolución Francesa.
José Toro Hardy
Mensaje (audio) del economista José Toro Hardy
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