Hace 75 años, Kokura se libró de ser el segundo objetivo del ataque nuclear de Estados Unidos contra Japón, que terminó dirigido a Nagasaki. En Japón el nombre de la ciudad se convirtió en sinónimo de escapar de un destino catastrófico
La ciudad de Kokura ya no existe.
Fue uno de los municipios que en 1963 se fusionó para formar uno nuevo, Kitakyushu, que tiene un poco menos de un millón de habitantes.
Pero Kokura todavía tiene un lugar en la memoria colectiva de los japoneses, ya que su desaparición podría haber sido mucho más traumática casi dos décadas antes.
Es que Kokura era uno de los objetivos elegidos para los bombardeos atómicos de Japón en 1945, pero escapó milagrosamente de la terrible devastación en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, el 9 de agosto Kokura estaba a solo minutos de ser atacada al igual que lo había sido Hiroshima solo tres días antes.
Pero la bomba nunca fue arrojada allí. Una combinación de factores obligó a la Fuerza Aérea de EE.UU. a dirigirse a otro objetivo: Nagasaki.
Se estima que los bombardeos mataron a 140.000 personas en Hiroshima y a 74.000 en Nagasaki. Muchas miles más sufrieron los efectos de la radiación en los años venideros.
«Suerte de Kokura» se convirtió en una expresión en japonés para describir un escape afortunado de un destino terrible.
¿Pero qué pasó realmente?
Nubes y humo
A mediados de julio de 1945, las autoridades militares estadounidenses habían seleccionado varias ciudades en Japón como potenciales blancos de bombardeos atómicos debido a la presencia de fábricas y bases militares, por ejemplo.
Kokura se ubicó solo detrás de Hiroshima en orden de prioridad. Era un centro de producción de armas y albergaba uno de los arsenales masivos del ejército japonés.
El 6 de agosto estaba en espera por si algo impedía el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima.
Tres días después, los bombarderos B-29 volaron hacia Kokura en las primeras horas de la mañana. Uno de ellos llevaba a «Fat Man», una bomba de plutonio aún más poderosa que la bomba de uranio lanzada sobre Hiroshima.
Pero Kokura estaba envuelta en nubes, que podían haber sido producidas por el humo de los incendios causados por los bombardeos de la vecina Yawata el día anterior.
Algunos historiadores han afirmado además que las fábricas de Kokura también habían quemado carbón intencionalmente para crear una cortina de humo sobre la ciudad en un momento en que los ataques aéreos eran frecuentes en todo Japón.
Según los documentos militares de EE.UU. y el informe de William Laurence, un periodista de The New York Times que viajaba a bordo de uno de los aviones, los B-29 dieron tres vueltas a Kokura.
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