Después de más de diez años hay novedades, porque han aparecido las primeras imágenes de la estructura del remolcador siendo montada en las instalaciones de la empresa KB Arsenal
La corporación espacial Roscosmos planea presentar antes de que termine diciembre el plan general al Gobierno, que ya se ha comprometido a destinar más de 2.200 millones de rublos (unos 28 millones de dólares) entre 2020 y 2022 específicamente para el remolcador espacial que constará de un reactor nuclear.
Rusia sorprendía al mundo en 2010 con el anuncio de que iniciaba el desarrollo de una nave espacial con propulsión nuclear, sin parangón en el mundo, para misiones a Marte, Venus y otros planetas.
El vehículo, que reduciría de un año y medio a 45 días el tiempo necesario para llegar al planeta rojo, está siendo considerado como la piedra angular del nuevo programa espacial del país, que podría ser aprobado a finales de este año.
Anatoli Petrukovich, director del Instituto de Estudios Espaciales de Rusia (IKI), dijo a Sputnik que el nuevo aparato abre posibilidades fantásticas para la ciencia. «Un par de ejemplos. En los océanos subterráneos de los satélites de Júpiter podría haber formas primitivas de vida. La única manera de traer a la Tierra muestras de Júpiter es ese remolcador espacial», sostuvo.
La distancia más corta entre la Tierra y Júpiter alcanza los 590 millones de kilómetros, esto es más de 1.500 veces el trecho que separa a nuestro planeta de la Luna
El científico, autor de más de 150 artículos en revistas de prestigio internacional, estima que la nave espacial a propulsión nuclear también podría usarse para estudiar los cometas y asteroides y modificar su trayectoria, en caso de necesidad, para evitar colisiones con la Tierra.
El programa espacial cuenta también con el cohete superpesado Yenisei, que desarrolla la corporación Energia y que debe realizar su primer vuelo en 2028. El lanzador con capacidad para transportar hasta 100 toneladas de carga útil podría ayudar a buscar vida extraterrestre fuera del Sistema Solar.
«El cohete superpesado facilitaría lanzar al espacio un telescopio óptico con un espejo de diez metros de diámetro, lo que permitiría observar con más detalle los exoplanetas ubicados a decenas de años luz», apuntó Petrukovich, recalcando que el posible hallazgo de indicios de vida fuera de la Tierra cambiarían la noción de la propia civilización y plantearía nuevos desafíos tecnológicos concretos, como la construcción de un cohete que lograse llegar a los confines del Sistema Solar en 10 años.
La Luna, Venus y Marte
Rusia planea tres misiones a la Luna en los próximos cinco años, el lanzamiento de la estación ExoMars a Marte en 2022 (un proyecto conjunto con la Agencia Espacial Europea) y la puesta en órbita de una serie de sondas para estudiar la ionosfera en 2024.
También está programado el lanzamiento del telescopio espacial Spektr-UF (Spectrum-UV o WSO-UV) para hallar biofirmas que apunten a formas de vida similares a las de la Tierra. En este proyecto participa también la Universidad Complutense de Madrid.
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