Una buena alimentación puede ayudar a cualquier persona a prevenir o retardar la aparición de las dolencias degenerativas del sistema nervioso asociadas normalmente a la edad. Comer bien resulta una mezcla entre inteligencia y placer, y contribuye a mantener un cerebro joven y en buena forma
Comer bien nos ayuda a mantener un cerebro joven, es lo que afirman el cocinero Martín Berasategui y el neurólogo Gurutz Linazasoro, del Centro de Investigación Parkinson de Policlínica Guipúzcoa en San Sebastián, en su reciente libro “No te comas el coco. Comida cerebro-saludable”.

Estos expertos en dos áreas aparentemente distantes la una de la otra, pero en realidad muy relacionadas –la gastronomía y la neurología- señalan que uno de los grandes secretos para conseguir un envejecimiento cerebral exitoso puede resumirse en seguir la dieta mediterránea.
Básicamente este tipo de dieta consiste en consumir frutas, verduras, legumbres, pescados y aceite de oliva, en comer nueces regularmente, en beber de ocho a diez vasos de agua diarios y en no ingerir en lo posible alimentos ricos en calorías.
Unos hábitos alimenticios saludables repercuten favorablemente en nuestra vida, pero no sólo en el momento actual, sino también a largo plazo y ayudan a tener un envejecimiento cerebral exitoso.
El cerebro no es una excepción, y una buena alimentación puede ser una medida que ayude a prevenir o retardar la aparición de dolencias como el Parkinson, el Alzheimer o pérdida de la memoria.
De esto se ha hablado en el congreso “Brain in Motion” (Cerebro en marcha), celebrado en San Sebastián (España), organizado por la Fundación Repsol y que ha reunido a prestigiosos neurocientíficos que han compartido “mesa” con reconocidos cocineros.
Bajo el título de “Creatividad, gastronomía y emociones”, cocineros de la talla de Pedro Subijana, Andoni Luis Aduriz y Eneko Atxa fueron desvelando junto a científicos las sensaciones y emociones que pueden provocar en el funcionamiento del cerebro humano una buena alimentación y nutrición.
«Para poder movernos nos nutrimos, comemos y la forma en que nos nutrimos cambia la propia biología del cerebro, creo que tendremos que empezar a saber qué investigaciones podemos dirigir en este mundo y juntamos y empezar a pesar”, Aduriz reflexiona en este sentido.
Para el profesor de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos) Marcel Just, experto en memoria operativa y lenguaje, “simplemente la comida puede influir en nuestra creatividad y afectar directamente a nuestro cerebro y, en consecuencia, a nuestra mente”.
Los expertos concluyeron que las necesidades nutricionales de cada individuo varían según las circunstancias fisiológicas, psicosociales y patológicas de cada momento. Por tanto, su alimentación también debe adaptarse a cada momento.
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