Como todas las mañanas, bien temprano, empleo la línea 1 del Metro de Caracas para dirigirme a mi sitio de trabajo.
Al abordar el tren visualizo que hoy no se encuentra tan atestado como de costumbre, que las paradas en cada estación se extienden por el tiempo adecuado, es decir, que, siendo la excepción la regla, todo parece estar bien.
Pero, de repente me doy cuenta de que juzqué a priori la aparente normalidad: resulta que en el vagón viaja un usuario que no porta el tapabocas.
El sujeto, un hombre joven, moreno, proletario por su forma de vestir, está adusto, sin decir palabra alguna ni moverse del tubo al cual va agarrado. ¿Será un caso de descuido o una omisión deliberada?
Lo más curioso de todo es que nadie le dirige la palabra para reconvenirlo, para llamarle la atención por su descuido. Y aquí me pregunto si alguno de los malhumorados agentes de la Policía Nacional Bolivariana que en la puerta te detienen para conminarte a que te coloques los guantes – recomendación cuestionada por las propias autoridades sanitarias – se percató de lo ocurrido con este ciudadano.
Solo me resta decir que si quisiéramos indagar sobre la procedencia o tipología del individuo en cuestión, solo bastaría con agregar que el susodicho, disidente de lo que ordenen sus propios correligionarios, portaba un celebérrimo morral tricolor bolivariano.
Redacción: Pedro Beomon.
TGambién puede interesarte: Una polvareda por construcción afecta a urbanización de Cabudare, en Lara.
Cómo es posible que gasten espacio y tiempo para publicar esta estupidez,z?