Para asegurarse de que no las confundan con comida, las luciérnagas emiten un sonido con sus alas que son detectables por los murciélagos
La vida en la naturaleza es, muchas veces, una lucha por la supervivencia. Así lo demuestra este trabajo de la Universidad de Tel Aviv, en el que se estudió que las luciérnagas emiten un sonido ultrasónico con el movimiento de su alas para evitar que se las coman los murciélagos.
Desde que la vida es vida, asistimos, aunque a veces sin darnos cuenta, a la mayor carrera armamentística que jamás pasará delante de nuestros ojos. Puede resultar una visión un tanto particular de la biología, pero en la naturaleza nada es casualidad, y como si de una guerra que se viene librando desde el principio de los tiempos se tratara, a mi a veces me gusta imaginarme el mundo natural como un inmenso y eterno campo de batalla donde el enemigo acecha en cualquier esquina, y las alianzas se tejen en los lugares más inesperados.

Allá donde miremos podemos encontrar multitud ejemplos de ello: algunos tan evidentes como el veneno desarrollado por diversas especies de plantas y animales, o la coloración críptica y la habilidad para camuflarse de otras. Y es que bien hablemos de sofisticados sistemas de comunicación o de estrategias de caza especializadas hasta la perfección, se trata tan solo de las diferentes formas que tiene la vida de adaptarse a un mundo en constante pie de guerra. Un mundo en el que la máxima imperante es la de matar o morir; sobrevivir o perecer; comer o ser comido, y en el que para ello vale todo, desde la fuerza más bruta, hasta la más sutil seducción.
Como vemos, los ejemplos son innumerables. En otras ocasiones, sin embargo, como si fuéramos incapaces de entender una tecnología que en secreto se desarrolla en los búnkeres subterráneos en los que la evolución planea su próximo golpe, estos sofisticados mecanismos destinados a la supervivencia pueden pasar desapercibidos a nuestros ojos, o como en el caso que veremos a continuación, a nuestros oídos.
Para tratar de ilustrar estas palabras vamos a hablar de las luciérnagas. Las luciérnagas son conocidas por su brillo único y la luz que emiten gracias a una reacción química mediada por una encima llamada lucíferasa. La luz en las luciérnagas tiene un papel central en la vida de estos insectos, ya que pueden utilizarla con diferentes fines como el apareamiento o para atraer a sus presas. Y dado que sus cuerpos contienen veneno, otros investigadores también han barajado la posibilidad de que estos destellos de luz también sirvan a las luciérnagas como una señal aposemática, es decir, una advertencia a los depredadores potenciales
Sin embargo, entre los depredadores más habituales de las luciérnagas se encuentran los murciélagos, animales de sobra conocidos por su desarrollado sentido del oído, más también por su deficiente visión, lo que motiva que la señal luminosa e intermitente de las luciérnagas resulte un tanto ineficaz a la hora de disuadir a los murciélagos de acabar entre sus fauces. Esto precisamente fue lo que llevó a un equipo de investigadores de la Universidad Tel Aviv a preguntarse si además de la luz, las luciérnagas podían disponer de otros mecanismos de defensa ante los murciélagos.
Contramedidas sonoras para un insecto que emite luz
«La idea de este trabajo surgió accidentalmente durante una investigación sobre la ecolocalización de los murciélagos» cuentaYossi Yoveldirector de la Escuela de Neurociencia de Sagol, miembro de las Escuelas de Ingeniería Mecánica y de Zoología de la Facultad de Ciencias de la Vida George S. Wise y autor principal de un estudio que se publica esta semana en la revista iScience. «Estábamos deambulando por un bosque tropical con micrófonos capaces de grabar las altas frecuencias de los murciélagos, cuando de repente detectamos unos sonidos desconocidos en frecuencias similares procedentes de luciérnagas”, recuerda.
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