Instalan la estación meteorológica más alta de los Andes en Chile

La información recopilada y transmitida por esta nueva estación proporcionará a los científicos la capacidad de formular predicciones meteorológicas más precisas y les ayudará a comprender los impactos del cambio climático en la reserva de agua más importante de Chile

Situada debajo de la cumbre del volcán Tupungato, es la estación meteorológica más alta de los hemisferios sur y occidental. Los datos que aporte ayudarán al país a comprender una sequía histórica sin signos de alivio.

Imagen aérea del Volcán Tupungato. Este tipo de imágenes les permitió a los montañistas saber exactamente cuánta nieve se iban a encontrar en el viaje. Desde aquí se ve la ruta que la expedición tomó para llegar a la cumbre.

A unos 5.800 metros sobre el nivel del mar, en la montaña chilena de Tupungato, Baker Perry, climatólogo de Appalachian State University, junto a otros compañeros alpinistas, fue azotado en las primeras horas de la mañana por una tormenta de nieve repentina con vientos furiosos y nieve arremolinada que lo obligó a quedarse en su tienda.

“Es parte de la belleza de las montañas que sea tan desafiante. Esa es una de las razones por las que no hay muchas estaciones en algunos de estos lugares ”, dice Perry. «Queremos ver cómo la montaña transita las tormentas más fuertes y más desafiantes. Eso es parte del clima. Tenemos que medirlo»

Perry es co-líder de un equipo que en febrero enfrentó una pandemia global y una travesía de dos semanas a través de una densa nieve para instalar una estación meteorológica justo debajo de la cima de Tupungato, un volcán inactivo en el sur de los Andes, donde Chile se encuentra con Argentina. Ahora, la estación meteorológica más alta de los hemisferios sur y occidental (a unos 6.505 metros sobre el nivel del mar), ayudará a los científicos a entender cuán rápido está cambiando el clima de la región. La expedición fue organizada por National Geographic Society y recibió el apoyo de Rolex, en el marco de su iniciativa Perpetual Planet.

Con los datos de la temperatura, la velocidad del viento y las nevadas, los científicos pueden comprender mejor cómo le irá al centro de Chile y a Santiago, capital del país, a medida que el cambio climático expone a la región a más sequías (como la histórica actual) mientras reduce los glaciares de las montañas y la nieve que funcionan como torres de agua.

«Hay mucho en juego», reflexiona Tom Matthews, miembro de la expedición y climatólogo de Loughborough University en el Reino Unido. «Hay millones de personas que viven aguas abajo de estas torres. Forman parte de este sistema del que sabemos tan poco en lo que respecta a cómo podría responder si el clima se calienta».

Lo que sabemos sobre el cambio climático en Chile

Tupungato es el tercer pico más alto en Chile y la montaña más alta en la cuenca, que suministra agua a las siete millones de personas que viven en Santiago y sus alrededores. Si tuviésemos mayores datos sobre cómo caen las precipitaciones en las cimas de las montañas como Tupungato, las autoridades gubernamentales sabrían cuánta agua tienen que destinar en un año determinado.

El campamento de Los Penitentes brilla a unos 4.414 metros sobre el nivel del mar. Al fondo, hacia el norte, está la montaña Sierra Bella con una altitud de unos 5.275 metros sobre el nivel del mar; al noroeste (centro izquierda), la montaña Polleras alcanza los 5.993 metros. Ambas se encuentran entre las montañas más prominentes de los Andes centrales de Chile.

«He estudiado a los glaciares desde 1982. En toda mi vida, he visto cambios tremendos en los glaciares y en las cubiertas de nieve», cuenta el líder de la expedición Gino Casassa, explorador de National Geographic y jefe de la unidad glaciar del gobierno chileno

Casassa menciona que, en un año seco, dos tercios del agua que nutre al río Maipo a final del verano proviene de los glaciares que se están reduciendo.

La zona central de Chile es una ecorregión mediterránea, similar climáticamente a lugares como California. Yace justo debajo del desierto de Atacama, el desierto más seco de la Tierra, y está rodeada por la cordillera de los Andes y el océano Pacífico.

Históricamente, los chilenos están acostumbrados a vivir años secos; el 2010 fue uno de esos años. Luego llegó el 2011 y el 2012, y seguían con muy poca lluvia.

«Luego llegó el 2014» que también fue seco, «y eso fue sospechoso», señala René Garreaud, climatólogo de la Universidad de Chile, que no participó de la expedición.

Para 2015, Garreaud y sus colegas chilenos habían determinado que la región estaba experimentando lo que llamaron una megasequía. Todavía no ha mejorado después de una década de condiciones secas. En promedio, desde que comenzó la sequía, ha habido un tercio menos de lluvia por año que en años normales. En el año más seco hasta ahora (2019), hubo un 90 por ciento menos de lluvias.

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