La migración de las aves, gran maravilla de la naturaleza

La migración se puede dividir en dos tipos principales: la migración diurna, que consiste en el desplazamiento del ave dentro de un área particular, y la migración estacional, que involucra un desplazamiento del ave desde un área de reproducción a una de invierno y su posterior regreso a la primera

Esta migración anual ocurre, principalmente, durante la noche, cuando las corrientes de viento son más suaves, y la luna y las estrellas sirven de guía.

Cada primavera y otoño, el cielo nocturno ofrece un espectáculo protagonizado por millones de aves que emprenden un largo y arriesgado viaje desde sus sitios de reproducción a las áreas de invernación y viceversa.

Las aves suelen seguir rutas migratorias establecidas, por lo general, rutas de norte a sur con lugares propicios para descansar y reponer energías en el camino. Varias especies de aves comparten estas rutas y deben hacer frente al mal tiempo, la deshidratación, el hambre y los depredadores.

Los charranes árticos, por ejemplo, realizan un viaje completo de polo a polo que abarca más de 96.000 km, y se cree que se trata de la migración animal más extensa del mundo. Otras aves viajan de este a oeste o de arriba abajo en zonas de montañas. Las aves que no vuelan también migran, como el pingüino Adelia, que recorre casi 13.000 kilómetros a lo largo de la gélida Antártida.

La migración es una parte integral del ciclo de vida de las aves, y es probable que haya sido igual de habitual hace miles de años, dice Martin Wikelski director del Max Planck Institute for Ornithology y Explorador de National Geographic

Entender por qué algunas aves migran y otras no requiere de un gran trabajo de investigación. Generalmente, se cree que la búsqueda de comida es el motivo principal. Otras razones podrían ser esquivar las inclemencias del tiempo y alejarse de los depredadores o parásitos, especialmente durante la temporada de reproducción.

Gracias a las nuevas tecnologías, como las sofisticadas etiquetas GPS y los sistemas de detección de radar, los científicos ahora cuentan con recursos sin precedentes para observar la migración de las aves.

Como parte de su proyecto ICARUS, por ejemplo, Wikelski ha colocado en algunas aves dispositivos similares a los Fitbit, para rastrear sus movimientos y las condiciones ambientales en las que se encuentran.

En el fututo, estos minitransmisores satelitales que utilizan energía solar podrían reflejar las migraciones y el comportamiento de los animales a escala global desde el espacio.

«Hay mucho por aprender», comenta Wikelski. «Llevo más dos décadas rastreando aves, y es increíblemente asombroso observar la facilidad con la que las aves migran por el mundo».

¿Cuáles son las aves que migran?

La migración es común en la mitad de las casi 10.000 especies de aves conocidas en el mundo, incluidas varias aves cantoras y marinas, aves acuáticas y limícolas, y algunas aves rapaces. El abanico más diverso de aves migratorias se encuentra en el hemisferio norte.

Entre las aves más conocidas se encuentran la aguja colipinta​ (Limosa lapponica) del Ártico, que se caracteriza por su gran resistencia. En 2020, los científicos registraron un ejemplar realizando un viaje de Alaska a Nueva Zelanda, que constituyó la migración ininterrumpida más larga de la historia. El ave viajó a más de 12.000 km por el Océano Pacífico durante 11 días seguidos.

Otras aves recorren extensas distancias a gran velocidad. La agachadiza real (Gallinago media), por ejemplo, recorre distancias que superan los 6.500 km y alcanza velocidades de hasta 96 km por hora en sus vuelos ininterrumpidos entre Europa y África subsahariana. Es el ave migratoria que viaja a mayor velocidad.

Incluso las aves más pequeñas emprenden viajes épicos. El colibrí Calíope, el ave más pequeña de América del Norte, realiza viajes de ida y vuelta de 9.000 km entre las praderas altas y los bosques abiertos de las Montañas Rocosas del norte y los bosques de pino-encino de México.

La mayoría de las especies de aves migratorias suelen ser migrantes parciales, lo que significa que algunas poblaciones o individuos dentro de la especie migran mientras que otros se quedan en la base. Una parte de los petirrojos americanos, por ejemplo, permanece cerca de sus zonas de reproducción durante las estaciones, mientras que otros viajan hacia el sur y luego regresan al norte

Los juncos ojilumbres que se reproducen en zonas elevadas a lo largo de las montañas del sureste de Arizona pueden migrar más de 1,5 km cuesta abajo en inviernos de frío extremo y nieve, en contraste con los que habitan en zonas más bajas y tienen menos obstáculos a la hora de encontrar alimento. Incluso las aves tropicales, especialmente las insectívoras, emprenden viajes cortos en altura.

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