Los árboles absorben el carbono de la atmósfera y le brindan un hogar a los animales silvestres. ¿Pero sabías que también pueden comunicarse entre ellos, y enviar señales de socorro cuando son atacados?
¿Sabes que hay árboles que tienen más de 8000 años? ¿Y que se ayudan los unos a los otros? ¿Y que el más alto del mundo mide más de 115 metros?

Los árboles son los organismos vivos más antiguos del planeta Tierra. Están entre nosotros desde el final de la última Edad de Hielo, acabada hace ya 10 000 años, en la que la temperatura global de la Tierra descendió, crecieron los polos y glaciares y consecuentemente se produjo la transformación de los ecosistemas.
Estos seres prodigiosos transforman el dióxido de carbono en oxígeno y son vitales para la vida. Se estima que un solo árbol maduro y frondoso produce un suministro diario de oxígeno para entre 2 y 10 personas. El fitoplancton en el océano es más prolífico, ya que proporciona la mitad del oxígeno de la Tierra, pero los árboles, más concretamente los bosques, siguen siendo una fuente clave para disponer de aire de calidad. El CO2 se almacena en la madera de los árboles, las hojas y el suelo, a menudo durante siglos.
Y no solo absorben el dióxido de carbono sino también contaminantes como el monóxido de carbono, el dióxido de azufre y el dióxido de nitrógeno. Eliminar estos contaminantes del aire es una poderosa arma para salvar vidas.
En las ciudades, la presencia de árboles ayuda, entre otras cosas, a que la temperatura dentro de los edificios sea más fresca y no se necesite poner tanto el aire acondicionado, que además emite calor, o el ventilador. También a mitigar el efecto “isla de calor” que se produce cuando el hormigón y demás materiales empleados en la ciudad absorben el calor y luego lo irradian. Y, al igual que sucede cuando están en la naturaleza, los árboles urbanos absorben CO2 y otras partículas nocivas para la salud, algo importantísimo si tenemos en cuenta la cantidad de contaminación que existe en las urbes. Con ellos, el aire de la ciudad se vuelve de mejor calidad.
Para concienciar sobre la importancia de los árboles y la necesidad de protegerlos, cada 28 de junio muchos países celebran el Día Mundial del Árbol. Desde Muy Interesante te contamos 10 curiosidades sobre los árboles que quizá no sepas. ¿Sabes cuál es el árbol más viejo del mundo? ¿Y el más alto? ¿Y cómo se calcula su edad? ¡Sigue leyendo!
Los anillos de crecimiento indican su edad

Para saber cuál es la edad de un árbol, habrá que cortar su tronco y contar los anillos concéntricos que hay dibujados en él. En climas templados, los árboles crecen más rápido durante la primavera y el verano, dejando en el tronco un anillo de color claro. Aproximadamente a finales del verano, principios del otoño, el árbol añadirá un anillo de tono más oscuro. Por todo esto, un anillo claro y otro oscuro equivaldrán a un año. Existen árboles cuyos anillos no se aprecian con facilidad. En estos casos, habrá que hacer un análisis químico y microscópico de la madera para identificarlos.
Los árboles son los organismos vivos más antiguos

Los organismos vivos más antiguos de la Tierra son los árboles. ¿Sorprendente, verdad? De hecho, no mueren por hacerse viejos sino por enfermedades, insectos o por la actividad humana.
Los árboles se ayudan unos a otros

Los árboles, a través de sus raíces, son capaces de alimentar a sus vecinos más viejos para que sigan viviendo. Si pudiéramos levantar el suelo de un bosque veríamos todo un sistema que conecta a la mayoría de árboles de la misma especie y población.
Hyperion, el árbol más alto del mundo

Esta secuoya roja de nombre mitológico (Hyperion era el titán más alto de entre todos los titanes hijos de Gea (la Tierra) y Urano (el cielo)) mide 115,55 m de altura y se encuentra en el norte de San Francisco (California), en el Parque Big Basin Redwoods. Se calcula que posee unos 526,69 metros cúbicos de madera y unos 700-800 años de antigüedad.
El Árbol del Tule, el del tronco más ancho

El Árbol del Tule es el que tiene el tronco más ancho del mundo: 14,05 m de diámetro. Se encuentra en el municipio oaxaqueño de Santa María del Tule y se calcula que tiene nada más y nada menos que 2000 años. En la sombra de este magnífico árbol caben aproximadamente 500 personas.
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