En la meseta del tepuy Sarisariñama se localizan las mayores simas de colapso hundimiento, formadas en roca arenisca, siendo una de ellas la más voluminosa del mundo
¿Quedan aún ecosistemas únicos e impenetrables en nuestro planeta? Por supuesto que sí. Las simas de Sarisariñama son un magnífico ejemplo de hábitat, al día de hoy son un misterio para científicos y geólogos de todo el mundo.
El parque nacional Jaua-Sarisariñama es un parque de Venezuela, localizado al suroeste del estado Bolívar, donde nacen los ríos Caura, Erebato y Ventuari.
Está formado principalmente por tres mesetas de arenisca de la formación Roraima, llamados por el pueblo indígena de los maquiritare Jaua-Jidi, Sarisariñama-Jidi y Guanacoco-Jidi.

La palabra tepuy proviene del idioma indígena pemón y significa ‘montaña’, aunque otras fuentes la traducen como «morada de los dioses». De cualquier manera, un tepuy es una especie de meseta con paredes verticales muy abruptas y cimas relativamente planas. Estas formaciones son características de la Gran Sabana venezolana y albergan las rocas más antiguas de la historia geológica del planeta, datadas en el Precámbrico.
El Sarisariñama (Sarisariñama-Jidi en maquiritare) es uno de los tepuyes más aislados del país, encontrándose a cientos de kilómetros de la carretera más cercana.
La característica más distintiva y peculiar de este tepuy de 2300 metros de altura es la presencia en su cima de cavidades prácticamente circulares que aún hoy son un misterio para la geología.
Estas profundas depresiones o simas tienen un diámetro en la boca de 350 metros, y una profundidad de 350 metros igualmente. Las paredes de estos pozos, completamente verticales y por lo tanto insuperables para las criaturas que habitan el fondo del precipicio, han permitido aislar un ecosistema único, habiendo especies de plantas y animales que no se encuentran en ninguna otra parte del planeta (endémicas).
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