Los «negociadores» en México están obligados a entenderse, asegura politólogo

«Las diferencias y dificultades a lo interno del gobierno, así como la precaria situación de la oposición pueden llevar a un entendimiento entre las partes. Pero, las expectativas deben mantenerse bajas en cuanto a grandes resultados, porque una transición política no parece cercana en el horizonte».

La afirmación la hizo Francisco Alfaro Pareja, politólogo y doctor en Estudios de Paz y Conflictos, en un entrevista publicada en el portal de la ONG, Provea, en relación con el diálogo que comenzó en México, entre la oposición y Nicolás Maduro,

“Creo que, del lado del gobierno, y sobre todo en algunos grupos que lo integran en ese archipiélago gubernamental, están aflorando diferencias. Hay aspiraciones particulares de esos grupos, aunque siempre han logrado aparentar una de unaidad frontal. Pero creo que la dificultad que han tenido en los últimos años para la gobernabilidad, el no poder disponer de recursos, para realizar obras o atender los servicios públicos puede tener incidencia”, expresa el experto.

A su juicio, hasta ahora la administración de Nicolás Maduro «ha logrado sobrevivir con mecanismos paralelos a los recursos tradicionales del Estado. Pero si bien es cierto que sigue siendo más fuerte que la coalición opositora, hay descontento a lo interno de la coalición. Por ejemplo, hay que ver la situación de la FAN, porque hay oficiales de rangos medios y bajos cuya situación es tan difícil como la del resto de la población», aseguró.

Francisco Alfaro cree que en estos procesos «es crucial manejar bien las expectativas. En este tipo de negociaciones hay problemas complejos, crónicos e inexplicables como los del caso venezolano, que tiene muchas variables porque además de la crisis económica está la pérdida del tejido social, la emergencia humanitaria, la desinstitucionalización del país. Así que es importante ir con grandes aspiraciones, pero con bajas expectativas, entendiendo que estos procesos son complejos».

“Las expectativas por parte de la población en este momento son más bajas con respecto a anteriores ocasiones. La mayoría de la población, y estudios cuantitativos y cualitativos lo señalan, aspira que los políticos se pongan de acuerdo para resolver problemas del país. Hay problemas que son cada vez más apremiantes, como el económico, el de la caída del poder adquisitivo, el acceso a la salud; esos temas principales”, indica.

A su juicio, todos tienen la aspiración de recuperar la democracia, pero en vista de la precariedad situación de los venezolanos, la prioridad es atender temas urgentes que no pueden atrasarse más.

“Los ciudadanos esperan poco con respecto a estos mecanismos que no han logrado transformar el conflicto. Pero hay varios factores que pueden contribuir a sacar algo positivo”, sostiene.

“Tenemos expectativas más bajas y un criterio más apremiante. Eso puede ayudar y creo que los políticos sentados allí en la mesa de negociación están conscientes de que la situación del país no es la más favorable. Para el gobierno es un momento crucial, se enfrenta a la potencial judicialización por parte de la Corte Penal Internacional y a un problema de gobernabilidad bastante serio, porque tienen diferencias a lo interno de la coalición que están saliendo a relucir, y puede ser una buena oportunidad para un sector de ese archipiélago, que puede buscar asegurar gobernabilidad de cara al futuro y su propia posición dentro de esa coalición”, advierte.

Añade que, para la coalición opositora, que llama coalición liberal democrática, los retos son mayores. “Es una coalición o archipiélago más plural, de más islotes; la de Maduro tiene dos islotes principales, pero en la oposición hay como cinco y dos ellos son los más determinantes. Para esa coalición es un momento fundamental porque hay un descontento grande por parte de la población con respecto a la política, los partidos y eso también la coalición opositora lo sabe, la gente espera soluciones y no las está encontrando”.

Por ello, el experto estima que existe una necesidad acuciante por alcanzar acuerdos. “Dentro de la coalición opositora hay distintas visiones sobre cómo avanzar hacia el cambio, hacia la democratización del país, tienen distintas teorías del cambio, lo que es lógico porque estamos hablando de una coalición que, en situación normal,  se mueve en ámbitos en los que hay normas, separación de Poderes, alternancia de partidos, pero resulta que nada de eso lo hay en Venezuela en este momento”.

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Islotes

En opinión de Francisco Alfaro Pareja, los dirigentes de la oposición actualmente son peces que han sido sacados fuera del agua a los que se les pide que deben comportarse como si estuvieran en ella.

“Hay un islote, el de María Corina Machado, que ha sido consecuente y militante en cuanto a soluciones como la convocatoria del TIAR, o de una coalición internacional. Otra que es la de mesa del diálogo por la paz, la llamada ‘mesita’, que ha buscado lograr acuerdos parciales de coexistencia con el gobierno sin exigir compromisos para la redemocratización del país. Y hay dos tendencias principales, la de Henrique Capriles y la de Juan Guaidó. Podemos decir que Capriles está dentro del G4, pero ha venido dándose una separación en lo estratégico. Así que hay unos que plantean que la convivencia se puede lograr luego del cambio político y otros que el cambio político se puede lograr a través de la convivencia“.

A estos grupos, el politólogo suma el chavismo disidente, que no es madurista, pero no está dentro de los conglomerados principales; y es el grupo que está impulsando la alternativa del referendo revocatorio presidencial.

En cuanto a lo que se pueda esperar de cada bando, dijo que «las delegaciones que van a la mesa de negociación llevan una postura. Para que esa mesa pueda arrancar debe existir una zona de acuerdo posible. Hay un memorando de entendimiento para establecer las reglas procedimentales y una agenda para la discusión. Esta fase es muy importante, porque asegura que la negociación puede no solamente irse desarrollando, sino establecer un mecanismo de toma de decisiones para ir generando ciertos acuerdos».

“En procesos anteriores se trabajaba bajo la premisa de que nada está acordado hasta que todo esté acordado. En esta oportunidad hay una mayor conciencia en cuanto a que hay que apuntar a un acuerdo integral donde el norte sea la democracia, pero de manera incremental, no hacia un evento puntual sino hacia un proceso gradual”, indicó.

“Por un lado tenemos en esta ocasión una mayor consideración de que hay que abordar no solamente los temas estructurales. Por supuesto que el origen del conflicto de estos 22, 23 años es político, porque una coalición, la revolucionaria iliberal, decidió alejarse del marco constitucional y democrático. Pero hay otros temas que son urgentes, que no pueden dejarse para después, como el tema humanitario, el del hambre, la pandemia, el económico, que son temas que es necesario abordar porque la situación es realmente desesperante”, detalla.

Señala que Caracas es una burbuja en la que la situación no es tan precaria como en el interior, pero que, a medida que uno se aleja de la ciudad ve que la situación es espantosa.

“Creo que hay una mayor conciencia de que es necesario abordar, buscar, un mecanismo que permita avanzar gradualmente hacia un acuerdo integral. Eso requiere de voluntad política de las partes y requiere establecer una metodología muy rigurosa. En esta ocasión poder contar con los noruegos como mediadores, es una garantía de seriedad y rigurosidad, porque ellos asumen este tema como política de Estado”, apunta el experto.

Es difícil una transición

Desde la perspectiva de Alfaro Pareja llegar a una transición democrática va a ser un proceso lento.

“Parece que existe una maduración tanto en la población como en las coaliciones y en los actores internacionales; veremos cómo se traslada eso a la mesa de negociación. En esta negociación siento que el gobierno está en una situación precaria, aunque no en una tan difícil como la de la coalición opositora”, resalta el analista.

«Es difícil quizás pensar en el corto plazo en una transición democrática, de unas elecciones democráticas, pero la situación no es la misma, no tienen la misma holgura; quizás el ceder condiciones para una elección de gobernadores y alcaldes, liberar presos políticos, es posible porque no amenazan la jefatura del Estado ni la comandancia general de la FAN. Entonces podría ser un factor para ceder en algunas cosas», manifestó.

Los actores internacionales

Con respecto al papel que puedan desempeñar los actores internacionales, resalta que la situación también ha cambiado con respecto a la que había en los procesos anteriores.

“El cambio en la administración en EEUU ha hecho que la Política Exterior de ese país hacia Venezuela sea por un lado más realista y por otro lado más institucional, con lo cual se hace más previsible, y es una posición que parte del multilateralismo. Con (Donald) Trump había contradicciones muy fuertes entre el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional, había muchos voceros que opinaban sobre Venezuela”, indica el politólogo.

A su juicio, esa política más institucional y coherente de EEUU hace que las aspiraciones sean más realistas y coherentes, con lo cual las coaliciones también tienen una visión mucho más clara de lo que puede ser ese accionar de EEUU si la negociación avanza o no.

Agrega que, en esta ocasión, se cuenta no solamente con un EEUU más institucional, sino que  los actores internacionales también están participando de una manera mucho más comprometida.

En opinión de Francisco Alfaro Pareja, gracias a esa articulación que existe entre EEUU, la Unión Europea y Canadá, así como los puentes de comunicación con Rusia y China, existe una convergencia de esos actores que apoyan a esas coaliciones, que se suman a los sectores que han apoyado intentos de negociación previos, como la Secretaría General de las Naciones Unidas y Noruega.

“Si todos estos países ayudan podría ser posible llegar a acuerdos y que se vaya desenmarañando la situación, pero no hay que perder el norte democrático, porque no puede la solución no puede ser nunca una normalización del autoritarismo”, advierte.

Con información de Provea

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