Para el economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, antes de pedir recursos al Fondo Monetario Internacional (FMI), primero hay que rescatar la institucionalidad que Venezuela ha perdido.
Se refirió a los acuerdos parciales suscritos entre la administración de Nicolás Maduro y la oposición en México, donde se pretende solicitar el acceso a los Derechos Especiales de Giro por 5.000 millones de dólares que le corresponden al país, a través del FMI.
«Es fundamental que en las negociaciones se considere la necesidad del rescate de la institucionalidad para acceder a los recursos en órganos multilaterales», dijo.
Subrayó que en este caso, la transparencia es lo más valioso. «La opacidad en materia de indicadores es una traba compleja frente a la imagen frente a organismos multilaterales», enfatizó en entrevista con Unión Radio.
Recordó que, por años, «en Venezuela se ha mantenido el secretismo en materia de datos oficiales».
Cabe recordar que el FMI asignó el mes pasado más de 650.000 millones de dólares en derechos de gito a países afectados por la COVID-19.
Venezuela, a la que correspondían 5.000 millones de dólares, no estaba en el lote. El FMI no tiene claro quiénes son las autoridades legítimas de Venezuela, por lo tanto, simplemente no entregó los recursos.
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Los créditos
Por otro lado, Oliveros resaltó la importancia del otorgamiento de créditos como un «impulsor» de la actividad económica, pero que «lamentablemente, en Venezuela es prácticamente inexistente. Esa es la mayor preocupación que tienen las empresas en Venezuela junto con el problema de los servicios públicos», dijo.
«La falta de crédito incapacita la posibilidad de expandir la producción, de hacer inversiones, de aumentar el capital de trabajo», manifest´o.
Oliveros precisó que para el tamaño de la economía venezolana, la cartera de crédito debería ser de 12.000 millones de dólares.
«El gobierno restringió el crédito a través del encaje legal porque asumió que se utilizaba como un vehículo para la presión cambiaria. Pero, hoy en día eso no es así», señaló.
Reconoció que en el pasado, «el crédito era practicamente regalado, con unas tasas de interés irrisorias. Entonces, las empresas tomaban créditos y compraban dólares, por lo que el crédito se diluía en el tiempo. En ese entorno, el crédito no era un vehículo para la economía real sino que era un vehículo financiero».
«En lenguaje sencillo, ahora el crédito mantiene su valor en el tiempo en dólares. Si hoy me prestan el equivalente a 1.000 dólares mi deuda se basa sobre esos 1.000 dólares. No se diluye», explicó.
Por ello, dijo que se debería reducir el encaje legal paulatinamente, al menos al 30% o menos para «permitir algo de oxígeno».
Además, indicó que se requiere flexibilizar la normativa respecto a los dólares en la banca.
«Con esas dos medidas, uno pudiera ver que se triplique la cartera de créditos en Venezuela, ayudando a las empresas, a las pymes, en un conxtexto económico bien difícil», enfatizó.
Dijo que las dificultades crediticias han dado pie a formas de financiamiento informal, con unos «intereses explosivos».
Janet Yucra
Con información de Unión Radio