Un día la última estrella se apagará y el universo morirá para siempre. Seguramente serán las estrellas enanas rojas la última apuesta para la vida alienígena y que podría ser el último hogar de la humanidad antes de que el universo se vuelva inhabitable.
Al menos el 70 % de las estrellas del universo son enanas rojas, las más diminutas que existen con una masa de entre el 7 y el 50 % de nuestro Sol, no mucho mayores que Júpiter. Su luz es muy tenue: nadie ha conseguido verlas a simple vista en el cielo nocturno.
Pese a toda nuestra tecnología solo podemos observar las enanas rojas del vecindario. Unas veinte de las estrellas más cercanas a la Tierra son enanas rojas.
Estrellas enanas rojas: hidrógeno y helio
Al igual que todas las estrellas fusionan hidrógeno en helio, pero en lugar de acumular todo el helio fusionado en el núcleo, las enanas rojas permanecen convectivas, es decir, su helio e hidrógeno se mezclan constantemente. Así el combustible tarda muchísimo en extinguirse.
Las enanas rojas arden tan despacho que su vida media es de entre uno y diez billones de años. Podemos compararla con el Sol al que le quedan otros cinco mil millones de años. Como el universo solo tiene 13.750 millones de años , ninguna enana roja ha alcanzado las etapas finales. Todos los millones que existen solo son bebés.
Como nuestro Sol algún día morirá vamos a tener que mudarnos y dónde hay planetas habitables también podría haber aliens. El observatorio espacial Kepler ha visto que al menos la mitad de las enanas rojas albergan planetas rocoso con una masa entre la mitad y cuatro veces la de la Tierra.
¿Cerca de las estrellas enanas rojas podría haber vida?
Muchos están en la zona habitable, esa área alrededor de una estrella en la que el agua puede ser líquida. Pero dado que las enanas arden a temperaturas relativamente frías, un planeta debería estar muy cerca para ser habitable.
Esto genera todo tipo de problemas: por ejemplo, el acoplamiento de marea, es decir, que la misma cara siempre está de frente, estaría increìblemente caliente mientras que la cara en sombra estaría congelada.
Aunque si el planeta tiene un océano podría distribuir la energía de la estrella y crear algún tipo de estabilidad.
Además, las fuerzas gravitacionales de la enana roja podrían aplastar el planeta y calentarlo tanto que acabaría perdiendo toda el agua.
Otro problema es que muchas enanas rojas producen su energía irregularmente, están cubiertas de manchas estelares que reducen la luz hasta un 40 % durante meses. Así los océanos de los planetas se congelarían. Pero otras veces emitirán fulguraciones solares, repentinos estallidos de energía potentes.
Estas enanas rojas pueden duplicar su brillo en minutos, lo que arrancaría y quemaría grandes porciones de la atmósfera de un planeta y lo volvería estéril.
Por otro lado, su gran longevidad es una enorme ventaja. Una enana roja con moderados niveles de actividad podría ser un lugar increíble para que un planeta albergara vida.
Alrededor de une enana roja con las condiciones adecuadas una civilización podría permanecer millones de años. Cerca del 5 % de las enanas rojas de la Vía Láctea podría tener planetas habitables de tamaño parecido a la Tierra, un total de 4 mil millones.
Importantes para sobrevivir en el futuro
Pero quizás la vida no necesite un planeta como la Tierra y valgan las lunas de los gigantes gaseosos que giran alrededor de una enana roja.
Se calcula que hay unos 60 mil millones de planetas alrededor de enanas rojas que podrían ser habitables solo en la Vía Láctea. Por eso las enanas rojas podrían ser muy importantes para sobrevivir en el futuro.
Cuando dentro de billones de años esté a punto de finalizar la vida de la última enana roja del universo no será algo muy espectacular: al agotarse su hidrógeno se volverá una enana azul. Una vez quemado el combustible se transformará en una enana blanca, un objeto tan pequeño como la Tierra.
Al carecer de más fuentes de energía se enfriará lentamente durante millones de años hasta alcanzar su forma final, una fría enana negra.
En fin, va a pasar mucho tiempo antes de que desaparezcan las últimas estrellas del universo. Es inspirador saber que si la humanidad logra aventurarse en el espacio habrá mucho tiempo antes de que el universo apague su luz.
Tomado de En pocas palabras Kurzgesagt, Wikipedia
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