El astro del fútbol, Diego Armando Maradona mantuvo un noviazgo violento con Mavys Álvarez, una joven cubana que apenas tenía 16 años cuando se conocieron. Durante los años que estuvo viviendo en La Habana para tratar su adicción a las drogas, Maradona era un millonario apadrinado por Fidel Castro.
La historia de Mavys Álvarez fue revelada por primera vez por Teleshow y no pasó desapercibida. Ella tenía 16 años cuando se la presentaron al jugador en el año 2000.
Pero hoy, 21 años después, la diferencia de edad y la disparidad de poder, de posibilidades y de dinero ponen en contexto que se trato de una relación abusiva.
Durante el relato ella, detalló las situaciones que tuvo que vivir, a partir de su corta edad. Y explicó que fue introducida a la adicción a las drogas.
También dijo que por sugerencia del futbolista, se sometió a una intervención para modificar su cuerpo, en pos de lograr una imagen más sexy, a través de una cirugía estética. Esto, sin las autorizaciones, ni el cuidado necesario para una menor de edad, ni el acompañamiento de adultos responsables. En un contexto de vulnerabilidad de género por tratarse de una adolescente en un país con restricciones económicas.
“Yo intentaba, pero no podía salir. Era una espiral. Cuando salía de la droga me refugiaba en el alcohol”, relató Mavys sin poder contener las lágrimas.
Ella había vivido casi tres años junto a Maradona en La Pradera, el centro de rehabilitación en el que se encontraba el futbolista. Y en ese tiempo, producto de una relación abusiva, se vio compelida a consumir sustancias que le generaron adicciones de las que no le resultó nada fácil salir.
La iniciación en el consumo de cocaína fue cuando tenía solo 16 años y por la insistencia del jugador, según relató: “Diego me llevó a la droga cuando tenía 16 años, no había cumplido los 17. En varias ocasiones él trató, estábamos en la habitación y él me insistía… Al principio no, al principio me decía que si lo tocaba que me mataba y todo eso. Pero después de un tiempo sí, como que se sintió solo y no le gustaba hacerlo solo. Entonces insistió mucho, mucho, mucho…Todos los días. Hasta que llegó un punto en que sí, lo probé con tal de que me dejara tranquila”.