¿Por qué jugamos? Jugar es importante porque no sólo proporciona confianza en uno mismo sino que esta acción da placer y satisfacción a quien la lleva a cabo
La pregunta puede parecer inocente, pero tiene mucha profundidad. ¿Por qué jugamos? ¿Por qué su tendencia natural es utilizar la imaginación, echar mano de muñecos y juguetes de todo tipo y pasarse un montón de horas inventándose historias?
La verdad es que no nos hace falta una explicación. Simplemente parece que sea porque nos hace felices.
Un juego es la actividad que realiza uno o más jugadores, empleando su imaginación o herramientas para crear una situación con un número determinado de reglas.
En ellos puede o no haber ganadores y perdedores con el fin de proporcionar entretenimiento o diversión.
Además, en muchas ocasiones, sirve incluso como herramienta educativa, pues en la mayoría de los casos funcionan estimulando habilidades prácticas y psicológicas.

La primera referencia sobre juegos que existe es del año 3000 a. C. Los juegos son considerados como parte de una experiencia humana y están presentes en todas las culturas.
Probablemente, las cosquillas, combinadas con la risa, sean una de las primeras actividades lúdicas del ser humano, al tiempo que una de las primeras actividades comunicativas previas a la aparición del lenguaje.
En general, el juego es una actividad inherente al ser humano. Todos nosotros hemos aprendido a relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y cultural a través del juego. Se trata de un concepto muy rico, amplio, versátil y ambivalente que implica una difícil categorización.
Además, etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra juego procede de dos vocablos en latín: «iocum y ludus-ludere».
Porque ambos hacen referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica.
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