Un investigador británico lanza una desafiante definición sobre el origen del cosmos que observa con otro cariz al Big Bang y a la idea del espacio-tiempo. Colegas disertan sobre el audaz planteamiento.
El universo no tiene principio.
Tal es el pensamiento del que se atreva a desafiar la noción de espacio-tiempo.
Una nueva teoría extiende la sospecha que de verdad todo tuviera comienzo en el Big Bang.
Se denomina teoría de los conjuntos causales.
Y es que, en general, cuando a cualquiera la preguntan sobre el principio del universo la primera respuesta que se ofrece es, por supuesto, el Big Bang.
El universo no tiene principio: Una singular idea
Ahora, en el mundo de la investigación surge tan polémico cuestionamiento.
Lo formula un joven científico británico.
Su nombre es Bruno Valeixo Bento, del Departamento de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido.
Él es coautor de un artículo académico que se titula «Si el tiempo no tuviera un comienzo».
Su innovador postulado aún se encuentra bajo revisión de otros colegas.
Veamos en qué consiste su planteamiento y cómo colide con lo que se hasta ahora se sabe sobre la evolución del universo.

El universo no tiene principio: Diferencia con la definición tradicional
La creencia de Bento difiere del concepto tradicional sobre el paso del tiempo; habla de un pasado infinito y percibe el Big Bang como un evento más en el cual siempre ha existido el cosmos.
Al revisar nociones encontramos que la física moderna tiene dos teorías que ayudan a explicar el universo.
Primero se cuenta con la mecánica cuántica que describe las interacciones y partículas subatómicas.
Y por el otro lado, explicando la gravedad que rige lo que ocurre en el mundo macroscópico, tenemos la relatividad general.
Esta teoría formulada por Albert Einstein nos conduce a 13.800 millones de años en el pasado. Nos lleva a los instantes posteriores al Big Bang, cuando todo existía a escalas mínimas.
Sin embargo, lo enseñado por Einstein no incluye que pasó en el momento mismo o antes del Big Bang.

El universo no tiene principio: Estudiando la «singularidad»
Los expertos definen eso como «singularidad»: el punto en el cual la teoría de la relatividad ya no sirve para referirse a lo que está ocurriendo.
En esa singularidad la materia se encuentra en tal grado comprimida que la gravedad se vuelve enormemente fuerte a escalas subatómicas.
Se requiere, entonces, de un cuerpo de ideas que unifique las teorías de la mecánica cuántica y de la relatividad general para clarificar lo que ocurrió durante y antes de esa singularidad.
Los especialistas llaman a esto teoría cuántica de la gravedad. En ella la gravedad se puede abordar a nivel cuántico y ayuda a describir lo que sucede a dichos rangos.

Teoría de los conjuntos causales
Aquí aparece en escena lo que propone Bruno Bento.
Como dijimos, el investigador exhibe lo que llama la teoría de los conjuntos causales.
La iniciativa consiste en un enfoque de la gravedad cuántica: sostiene que el espacio-tiempo está formado por unos «bloques de construcción» que van formando elementos.
La teoría de los conjuntos causales resuelve el problema de la singularidad. Según su visión, no puede haber nada más pequeño que un átomo de espacio-tiempo.
«Según la teoría de conjuntos causales, lo que sentimos como el paso del tiempo corresponde al nacimiento de nuevos elementos del conjunto causal», dice Bento.
«Lo que llamamos ‘ahora’ es el nacimiento de un nuevo elemento», agrega.

El infinito nos ocupa
Su obra dimana de esa concepción para sugerir que los conjuntos causales se han ido formando infinitamente.
En esto se razona para aseverar que el Big Bang no constituiría la génesis del universo.
Para el científico inglés siempre hay algo antes – los conjuntos causales – que sería infinito en la dimensión pretérita.
Por ello, el Big Bang representaría solo un momento particular en la evolución del universo.
«Nuestro trabajo dice que si los conjuntos causales son la respuesta, nosotros no tenemos necesariamente un comienzo», enfatiza Bento, cuyo reto es desprenderse de la idea de «secuencia», en la que un elemento da lugar a otro.

Se presenta el devenir asincrónico
A su mente se le ocurre entonces pensar en lo que sería un «devenir asincrónico», en el cual los elementos nacen de forma parcial y no total.
Bento admite en su escrito que el devenir asincrónico suena como un acertijo fantasioso. Por ello cree necesaria unas nuevas matemáticas que puedan enseñar la noción y sus consecuencias en la naturaleza del tiempo.
Niayesh Ashfordi, astrofísico del Instituto Perímetro de Física Teórica, con sede en Canadá, considera que este esfuerzo ofrece los pasos iniciales para establecer una comprensión matemática del Big Bang y su posible «prehistoria».
Lo cierto es que el enfoque apunta a que el espacio-tiempo, en vez de ser un tapiz extendido en el que los eventos se van dando de forma continua, en realidad se trata de una serie de fragmentos discretos.
«Por ejemplo, si estás mirando tu pantalla mientras lees esto, todo parece ligero y continuo», manifiesta el astrofísico y comunicador científico Paul Sutter, quien respalda el estudio.
«Pero si tuvieras que mirar la misma pantalla a través de una lupa es posible que veas los píxeles que dividen el espacio y descubrirás que es imposible acercar dos imágenes en tu pantalla más que en un solo píxel», sentencia.
A su vez Bruno Bento expresa: «una gran parte de la filosofía del conjunto causal es que el paso del tiempo es algo físico que no debe atribuirse a algún tipo de ilusión emergente o algo que sucede dentro de nuestro cerebro que nos hace pensar que el tiempo pasa»,
Mientras tanto, aguarda paciente a que futuros experimentos permitan probar las consecuencias del modelo que presenta.
Tomado de BBC News Mundo, ACV, Wikipedia.
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