Parece mentira pero con los avances tecnológicos ese momento de comunión, reflexión e intimidad que se disfrutaba antes con la música pareciera estar desvaneciéndose.
Escuchar música es un arte. Aprende en «La Cata Musical».
Eso nos dice César Muñoz en su canal de YouTube.
Nuestra capacidad y disfrute de escuchar música ha disminuido en estos años.
Sin embargo, hoy en día contamos con herramientas y opciones para darnos verdaderos banquetes musicales.
Escuchar música es un arte: ¿Cómo era antes?
Primero revisemos cómo se escuchaba música en otros tiempos y luego abordemos las circunstancias actuales para elevar nuestra capacidad como melómanos.
«Siglos atrás era un lujo escuchar música. Y no había muchas opciones. Por ejemplo, en Europa estaban los goliardos y los trovadores que iban entonando canciones de pueblo en pueblo».
«Y también estaba la música religiosa que se escuchaba en las iglesias, desde los simples cantos gregorianos hasta la majestuosidad de las obras de Juan Sebastián Bach».
«Por otra parte estaban los reyes, que tenían su propia orquesta con los músicos de la corte, Solo la realeza tenía música de calidad para amenizar sus reuniones», afirma el crítico.
Cuenta que cuando se organizaban los grandes conciertos la gente enloquecía con la oportunidad de escuchar música como reyes.
Escuchar música es un arte: Experiencia única
«Si tú eras adepto a la música de Beethoven y tenías la oportunidad de escuchar su obra favorita lo más probable es que más nunca se te iba a presentar la ocasión de vivir de nuevo esa experiencia».
«Entonces, te puedes imaginar la actitud interna, la disposición que tenía alguien cuando se sentaba a escuchar música. Tenía que concentrarse para no perderse pasaje alguno porque no lo iba a escuchar otra vez».
Por eso considera que a pesar de los avances tecnológicos actuales el impacto de escuchar música en aquella época era muy superior a lo que se vive hoy en día.
«Por ejemplo, la cantante Adele saca una nueva canción y lo primero que se anuncia es ‘disponible en todas las plataformas’. Es decir, que la puedes escuchar la cantidad de veces que se te antoje».
En el siglo XIX la gente era fanática del gran violinista Nicolo Paganini antes de haberlo escuchado por primera vez.
«Lo conocían a través de lo que se decía de él: que era el más grande virtuoso en su instrumento, que tenía un pacto con el diablo. Entonces, cuando tocaba era como ver aparecer a un dios».
Escuchar música es un arte: Hoy dispones del artista todo el tiempo
«Algunos dirán que hoy pasa lo mismo. Pero lo cierto es que si eres seguidor de un artista lo tienes ahí todo el tiempo, te metes en sus redes sociales. Antes había como un halo de misterio».
Muñoz comenta que antes había que hacer algo que ahora no: esperar. «Y cuando uno tiene que esperar por algo lo valora más. Por eso era mucho más significativo escuchar música».
Después aparecen los discos y la radio pero por mucho tiempo la calidad del sonido estaba muy lejos de lo que se percibe en un concierto en vivo.
Escuchar música es un arte: La fidelidad del sonido
«De hecho, la tecnología, en sus orígenes, lo que buscaba era asemejarse lo más posible a la experiencia en vivo».
Esto comenzó a cambiar con las bandas vanguardistas y grupos como Los Beatles que experimentaban con sus grabaciones.
«Cuando aparece por primera vez el sonido de alta fidelidad la disposición al concierto se comienza a practicar en casa».
«Mi abuelo tenía en su casa el cuarto de música, con su equipo de sonido y dos buenos parlantes. Pero esta actitud ha ido desapareciendo».
«Hace poco la pregunté a un niño de once años dónde escuchaba música, y me respondió que en la computadora, a través de tik-tok. Yo le dije que a su edad me encerraba en mi cuarto a escuchar música».
«Por esto es que creo que la música ha perdido su rol protagónico, ya no cuenta con toda la atención, sucede en el marco de otras cosas.
Oír de verdad: La realidad
Entonces, ¿cómo hacemos para volver a escuchar música de verdad?
Manifiesta el musicólogo que hay que aceptar la realidad.
«Vivimos en un momento donde existe una sobreestimulación de nuestros sentidos, Por eso es difícil poner la atención en una sola cosa. Debemos devolverle a la música su importancia».
Lo primero es reservar momentos en el día para escuchar música. «No necesitamos tener un cuarto especial. Hay auriculares muy buenos que te aíslan del ambiente y te concentran en lo que está sonando».
Comenta que también le gusta salir y escuchar música al aire libre.
«Obviamente podemos escuchar la música directa desde los altavoces, pero si es así contar con un espacio reservado para evitar interrupciones».
Seleccionar y profundizar
La segunda consideración es seleccionar y profundizar lo que se va a escuchar.
«La gente tiende a escuchar un repertorio variado. Eso está bien pero solo como un ejercicio de exploración. Hay que recorrer los recorrer los rincones de cada pieza, oír cada detalle».
«El que escucha de todo sin parar es como la persona que tiene un mar de conocimiento pero con un centímetro de profundidad», asevera el conductor de «La Cata Musical».
Actitud del oyente
Luego, tenemos la actitud del oyente.
«El profesor José Antonio Calcaño sostenía que para escuchar música había que ser como el náufrago que tiene días en alta mar, luchando, hasta que se entrega a que el mar se lo lleve»
«Esa es la actitud para escuchar música».
Expresa que hay que estar «entregados», sin prejuicios, para que el mar de la música se lo lleve a uno por sus corrientes expresivas.
Educarnos es fundamental
Finalmente, educarnos.
«Para amar algo hay que conocerlo. Si uno ama la música hay que adentrarse en ese mundo y entender los elementos que la constituyen. Y eso se logra educándonos».
Se debe saber lo que es un melodía, la línea del bajo, distinguir los instrumentos para agudizar el oído y comprender mejor la música en su totalidad.
«Por ejemplo, para escuchar música clásica hay que conocer de estructuras. Es ideal, asimismo, tener el conocimiento de la historia y los cuentos detrás de las canciones, intérpretes y compositores».
«No es lo mismo oír un solo de trompeta de Louis Armstrong que escucharlo sabiendo que para desarrollar esa habilidad tuvo que superar la pobreza, la cárcel y el racismo».
«Todo esto le da otro valor a lo que estamos escuchando y propicia una disposición distinta a la hora de disfrutar de la música», concluye César Muñoz en «La Cata Musical».
Tomado de La Cata Musical.
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