Más que un comunicador social fue una persona entregada por completo a ayudar a los demás desde su tribuna, un podio en el que siempre se destacó.
Pedro Nikken, hijo: un periodista con alma.
En ocasiones la vida no ofrece tregua, no permite un respiro.
En apenas unos días quienes fuimos integrantes de la gran familia de «El Observador», de RCTV, recibimos otro severo golpe.
No repuestos aún del deceso de Michelle Sapene, hija de quien fuera Vicepresidente de Información del canal, Eduardo Sapene, otro lamentable hecho estremece la fibra de nuestros corazones.
Pedro Nikken, hijo: Profesional sensible en «El Observador»
Esa vez, en ese efímero tránsito que es el paso por este mundo, le llegó la hora postrera a nuestro muy querido Pedro Nikken García.
Sufrió un infarto fatal cuando se dedicaba a una de sus pasiones, el fútbol. Al menos, aceptamos como consuelo, se despidió haciendo algo que le gustaba.
Hijo del abogado Pedro Nikken Belishaw, desaparecido exjuez e la Corte Internacional de Derechos Humanos, se destacó como reportero del prestigioso noticiero.

Pero Pedro Nikken no se conformaba con seguir los lineamientos de la comunicación social en el desenvolvimiento de sus labores cotidianas.
Aquel cometido requería no solamente de su talento, virtud que poseía a raudales, y de su portentoso olfato para el medio.
Poseedor de un espíritu solidario, él experimentaba como nadie cada información que le tocaba cubrir, identificándose con las situaciones y los entrevistados.
Noble, gentil y gallardo pero al mismo tiempo jocoso, jovial y desenfadado, Pedrito era de esas personas que siempre estaban allí en el momento adecuado.
Y nos estamos refiriendo a mucho más que las características de precisión y oportunidad, demandadas por cualquier hecho que se aborde en la tarea profesional: Nikken era ese amigo que nunca faltaba.
En la calle, con su equipo, en los pasillos del canal, en la sala de redacción, en el estudio, este egresado de la Universidad Central de Venezuela era también un «licenciado en bondad».
Un título metafórico aunque justo que su actitud desinteresada, comprometida, leal y altruista se había sabido ganar entre los compañeros de oficio y en el propio ciudadano que atendía.
Tanto es así que cuando concluyo su devenir en la entrañable estación de Quinta Crespo – harto conocidas son las razones que condujeron a su injusta desaparición de la señal abierta -, prosiguió dando valiosas muestras de su encomiable talante.
Pedro Nikken, hijo: «El Quirófano de la Esperanza»
Ahora, «El Quirófano de la Esperanza», programa audiovisual para prestar ayuda médico-social en favor de pacientes latinoamericanos de los estratos menos favorecidos, sería no solo un nuevo reto sino una gentil cruzada por los demás.
Al frente de un tesonero grupo, la tarea de colaborar con los más necesitados se convirtió en un credo; la satisfacción de poderlos ayudar, en un triunfo; y de buscar más y más casos para solucionar, en una esperanza.

En este momento, cuando desde ya comenzamos a acusar su ausencia física, la falta de su valiosa palabra y su loable comportamiento, es que la memoria agradecida rinde tributo a un hombre único, imprescindible, generoso.
Pedro Antonio Nikken García habita hoy y radicará por siempre en el genuino sentimiento y en el recuerdo auténtico.
En la mejor aspiración de encausarnos en sus ejemplares pasos, mientras recorrió la existencia con brillo propio, iluminando, al mismo tiempo, el camino del prójimo.
Hasta luego, colega, hermano.
Desde Curadas remitimos nuestras más sinceras condolencias a sus familiares y allegados.
Pedro Beomon.