Estudios revelan que los niveles de felicidad y autosatisfacción de vida más altos son los de más de 55 años de edad.
El culto a la juventud no debe denigrar la vejez.
«Ser joven es mejor, envejecer se ve como una maldición».
Son palabras del autor canadiense de origen escocés Carl Honoré ofrecidas durante una intervención pública.
«Ser mayor puede significar ser excluido en todas partes. Ha llegado el momento de dejar de aceptar estas mentiras», dice el escritor y periodista
El culto a la juventud: Hace daño
«Ha llegado el momento de sepultar el culto a la juventud».
El expositor manifiesta que tal aseveración nos hace daño a todos.
«El culto a la juventud nos hace tan mal al envejecer, que mentimos sobre nuestra edad, En Tinder, en nuestros trabajos, a nuestros seres queridos, incluso a nosotros mismos».
Comenta al público que, como ejemplo, tiene amiga que cumplió 39 años por cuarta vez, a lo cual el auditorio se ríe.
«El culto a la juventud divide a las generaciones en un momento en el cual necesitamos estar juntos para enfrentar los problemas que nos suceden como seres humanos», señala.
Alega que funciona como una autoprofecía cumplida. «Es decir, venerar la juventud y denigrar el envejecimiento hace que envejezcas peor».
El culto a la juventud: Puertas sin abrir
El autor del libro «Elogio de la lentitud» indica que de tal manera se sufre más deterioro cognitivo y físico, más demencia e, incluso, una muerte más temprana.
«Piensen también en todas las puertas sin abrir y todos los caminos sin recorrer porque una voz, un susurro nos dice ‘estoy viejo para esto’ «.
«Esa vocecita a mi me jugó una mala pasada: estaba en un torneo de hockey en Inglaterra y marqué un tanto que condujo a mi equipo a las semifinales. Sin embargo, descubrí que yo era el más viejo del torneo».
«Éramos como 250 jugadores y esa revelación me paró en seco, me sacudió en lo más íntimo: ‘estoy fuera de lugar aquí, ‘debería dedicarme al bingo, más acorde con mi edad’ «.
Testifica que, sin embargo, no renunció al hockey.
El culto a la juventud: Estereotipos equivocados
«Me dediqué más a estudiar el tema del envejecimiento: muchos de los estereotipos sobre esto son erróneos. Eso para mí era importante porque yo llevaba el culto a la juventud muy profundamente».
Honoré explica que al investigar sobre la materia logró quitarse de encima el culto a la juventud.
«Es que los seres humanos llevamos lo que llama ‘la curva de la felicidad en forma de v’ «.
«Empezamos bastante alto en la infancia, vamos descendiendo hasta tocar fondo en la mediana edad y luego nos recuperamos nuevamente».
En su charla acota que en muchos países del mundo el grupo que reporte los niveles de felicidad y autosatisfacción de vida más altos son los de más de 55 años de edad.
La creatividad no tiene edad
«Otro estereotipo es que la creatividad es de los jóvenes, que la gente mayor es menos creativa. Otra incorrección», subraya.
Sostiene que uno puede seguir siendo creativo hasta la tumba.
«Hay ciertas formas de creatividad que dependen de dos cosas: el tiempo y la experiencia».
Destaca que la vida está repleta de ejemplos maravillosos de creatividad en los últimos capítulos de la vida.
«Desde Miguel Ángel hasta Matisse, desde Beethoven a Bach», cita.
«Cada edad tiene sus pros y sus contras y cada edad puede ser maravillosa, pero solo si la abrazamos, solo si abrazamos el presente sin añorar el pasado y rehuir del futuro», sentencia.
Enuncia que debemos ver la vida como un proceso de abrir puertas en lugar de cerrarlas.
«Cuando eres honesto sobre tu edad te liberas para poder definir tu vida en cualquier etapa, cualquiera que sea tu edad, tengas 25, 35, 45, 60, 85 años, sé dueño de tu edad y luego vive la vida a tu manera», concluye su disertación Carl Honoré.
Tomado de Info Ácumen.
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