Las emociones están ahí para ayudarnos. Son detectoras de relevancia, nos dicen que algo importante para nosotros está pasando y nos preparan para enfrentarlo.
Cómo manejar las emociones en el trabajo: Aprende las claves.
En el trabajo se destina gran parte del día.
La jornada laboral suele ser de 8 horas al día, lo que nos arroja un promedio de 40 horas semanales y más de 2000 al año.
Cómo manejar las emociones en el trabajo: El panorama laboral
En los trabajamos encontramos a quienes les apasiona, quienes lo hacen por necesidad; unos eligen su profesión y otros lo hacen por intereses; unos disfrutan y otros se aburren.
Lo cierto es que hay que aprender a gestionar las emociones durante la jornada laboral, un elemento preponderante para cuidar el bienestar personal y centrarse en la exitosa consecución de las tareas.
Andrés Hatum, profesor de la Unievrsidad Torcuato Di Tella, en Italia, dice que el equilibrio emocional dependen de cada persona y de su poder de «autocontrol».
El docente es autor del libro “Infierno: Líderes y organizaciones que matan».

Cómo manejar las emociones en el trabajo: Detectoras de relevancia
Por su parte, María Roca, directora de Ineco Organizaciones y responsable científica de la fundación homónima, manifiesta que las emociones son procesos que disparan nuestro organismo.
Esto ocurre cuando algo que afecta nuestro interés se pone en juego.
“Las emociones están ahí para ayudarnos. Son detectoras de relevancia, nos dicen que algo importante para nosotros está pasando y nos preparan para enfrentarlo. Está comprobado que evadirlas tiene consecuencias para la salud tanto físicas como mentales”, expresa.
A su vez, Alfredo Melamed, Director General de Humanize Consulting, alude a un factor denominado «salario emocional».
Eso tiene que ver con la motivación del empleado, vinculado con el oficio que desempeñas, el jefe que tienes y las personas con las que interactúas.
La pandemia ha logrado que muchas personas tengan las emociones «a flor de piel».
Veamos de seguido situaciones comunes que se verifican durante el desarrollo del trabajo.
Cómo manejar las emociones en el trabajo: Soy muy autoexigente conmigo mismo y no puedo disfrutar
Muchas personas se sobreexigen en el trabajo y dejan de disfrutarlo.
“El perfeccionismo imposibilita la excelencia, genera frustración, esa sensación de que lo que haces nunca es suficiente”, afirma Melamed.
Explica que hay que innovar en las formas de emprender la actividad laboral para evitar caer en la autoexigencia.
«Lo ideal es estar en calma y buscar una actividad paralela al trabajo, es decir, un hobby, que distraiga y revitalice», recomienda.

Cómo manejar las emociones en el trabajo: No logro el equilibrio entre el trabajo y la vida personal
Alcanzar un balance entre lo laboral y la vida personal permitirá obtener mejores resultados.
“El equilibrio viene de uno mismo, el trabajo no te lo va a dar», indica Hatum.
“Las empresas quieren resultados, entonces está en cada persona generar espacios y el tiempo para hacer actividades de esparcimiento y encontrarse con amigos y familia”.
“Más que calidad de vida, se habla de una vida de calidad, que todos los planos estén presentes y se puedan potenciar”, agrea Melamed.
Cómo manejar las emociones en el trabajo: La tarea que realizo es rutinaria y me aburre
No es posible amigarse con el trabajo que no te gutsa.
Al exponer la idea, Hatum sostiene que hay que mirar el mercado y buscar un empleo nuevo que se adapte a las necesidades personales.
“Siempre va a haber algo que no nos gusta hacer. Acordarse del propósito de lo que estoy haciendo suele ser una manera positiva de encarar el trabajo”, señala por su parte Roca.

Genero mejores resultados que mi compañero pero no me ascienden
La gente se queja de amiguismo en el trabajo, ascensos injustos o falta de desarrollo en el empleo.
Hay que entender que el trabajo se trata de un espacio de interacción entre personas.
Las miradas son diferentes según las personalidades de cada uno y la subjetividad toma protagonismo.
Es común, entonces, que se presenten situaciones en las cuales los trabajadores sientan que hay compañeros que aunque realizan «menos esfuerzos» obtienen mayores beneficios.
Los especialistas aconsejan arrancar una nueva búsqueda laboral y explorar otras alternativas.
Tengo un jefe workaholic que pretende que yo también lo sea
Un líder laboral muy dedicado a sus quehaceres puede genera moytivación pero también un dilema entre los subordinados: «no quiero la misma vida que él».
Hatum subraya que en esos casos el cambio tiene que venir de uno mismo. «Hay que anticiparnos a los pedidos», opina.
Al mismo tiempo, no debe tomarse la situación como algo personal.
Cada jefe tiene sus rasgos y es fundamental saber cómo manejarse porque ni él puede pretender que todos trabajen a su ritmo, ni el asalariado tiene por qué hacerlo.
“Hay personas a las que no se pueden cambiar, entonces lo importante es aprender a conducir a tu jefe y adoptar un manejo apropiado, por ejemplo, saber si prefiere que lo contactes por escrito o verbal, a la mañana o a la tarde”, sentencia Melamed.
Puede que lo más saludable, en consecuencia, sea intentar buscar otro trabajo.
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