Sus manos delicadas, su pícara ingenuidad al hablar, sus pausas y suspiros. Y esa belleza que no sabe de números, describen a una mujer que no pierde vigencia.
Más que una entrevista, lo que el periodista Luis Olavarrieta logró mantener con Lila Morillo fue una profunda e intensa conversación.
La emotiva charla nos permite hallar en la reconocida artista la razón de su espiritualidad y su gran fe por Jesucristo.
Entre tantas cosas que expresó nuestra Maracucha de oro, resaltó lo mucho que le duele Venezuela.
Sus manos delicadas, su pícara ingenuidad al hablar, sus pausas y suspiros. Y esa belleza que no sabe de números, describen a una mujer que no pierde vigencia.
Reconocer la brillantez de Lila Morillo es reconciliarnos con la cultura popular venezolana.
Con Luis Olavarrieta, Lila Morillo recordó emocionada el momento preciso cuando su tío materno descubrió su talento
Mientras cantaba en la letrina de su humilde hogar y su melodiosa voz escapó por el techo. Al escucharla (su tío) supo que estaba frente a una gran cantante: «la voz más afinada de Venezuela», como diría más tarde el maestro Aldemaro Romero.
Lila recordó también a su padrino, el gran compositor Mario Suárez y su relevante participación en su trayectoria profesional.
La experiencia que tuvo Lila con la muerte es un relato que debemos escuchar atentos y respetuosos, sin dejarnos llevar por prejuicios y paradigmas.
La devoción que siente por su madre, el amor inmenso que la mantiene aferrada a sus hijas Liliana Rodríguez Morillo y Lilibeth Morillo, y el sentimiento de paz que genera el perdón, permiten que Lila Morillo se declare en estado de plena felicidad.
Gracias Luis Olavarrieta por rendir tributo a grandes personalidades.
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