Eduardo Stein, representante especial conjunto de ACNUR y OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela, advirtió que en el 2022 hubo «una migración venezolana hacia el norte de las Américas sin precedentes y podría crecer este año».
En entrevista con la Voz de América, el alto funcionario explicó: «no se había tenido una presión de emigración venezolana hacia el norte para poder llegar a Estados Unidos, como se tuvo en este 2022 y, probablemente, crezca en 2023».
«Hasta hace algunos meses la población venezolana se había concentrado en países vecinos y algunas islas del Caribe. Pero, ahora, se concentran en países centroamericanos e incluyen pasos peligrosos, como el Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, en una travesía que busca el sueño americano», agregó.
No obstante, Stein aclaró que «ya no se trata solo de población venezolana, sino de otras nacionalidades».
«Los países centroamericanos se han visto en la necesidad de llegar a acuerdos de mínimos para facilitar el tránsito por Centroamérica hacia el país vecino más cercano a México», expresó.
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El peligroso Darién
A propósito del cruce que enfrentan algunos migrantes por el Tapón del Darién, Eduardo Stein advirtió sobre cómo jóvenes, de poblaciones indígenas, se convierten en «guías funcionales e incluso con motocicletas preparadas para caminos difíciles en la jungla panameña».
Además de los «terribles vejámenes» a los que están expuestos los migrantes por parte de los traficantes. De manera que «para toda la región, es una corresponsabilidad el poder atender estos flujos, pero de forma que se puedan cautelar en todo momento los derechos básicos de cada persona que está intentando esos cruces».
En 2022, más de 248.000 migrantes cruzaron la peligrosa selva del Darién, según datos del gobierno panameño. La mayoría fueron venezolanos, seguidos de migrantes de Ecuador, Haití, Cuba y Colombia.
Stein recordó que un poco más de 6 millones venezolanos están en 17 países de América Latina y el Caribe y resaltó cómo los países de acogida siguen trabajando para brindar una atención digna a esta población migrante, incluso después de los impactos que ha dejado la pandemia del COVID-19.
Janet Yucra
Con información de la Voz de América