Sucede mientras estamos conduciendo, durante un viaje en metro, cuando estamos en la cola del supermercado, pero también en un examen o en una entrevista de trabajo. Tener la mente en blanco
Nuestra mente se “vacía” de pensamiento, se pierde, una suerte de desacoplamiento extremo de la percepción y la atención en el que la propia atención no es capaz de ofrecer ningún estímulo a la consciencia. Es lo que llamamos tener la mente en blanco.
En fechas recientes, varios estudios de prestigiosas universidades han analizado a fondo las propiedades de la mente en blanco para tratar de explicar sus causas hasta llegar a sorprendentes conclusiones: ¿es la mente en blanco una especie de sueño despierto? ¿Y si los lapsos de atención demostrasen que el sueño y la vigilia no están tan alejados?

Mente en blanco: cuando se nos va la cabeza
Un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard publicado en Frontiers en 2013 abordaba sin prejuicios el fenómeno de la mente en blanco desde una óptica científica. Y lo hacía a través siete experimentos diferentes que tenían por objetivo diferenciar este estado mental de otros similares en términos de experiencia fenomenológica.
Para los investigadores, el lapso de atención y falta de consciencia en el que la mente no está “en ninguna parte” definirían a priori la experiencia de la mente en blanco: el individuo no es consciente focalmente de ningún estímulo, ni interno ni externo.
Pero, ¿cómo es posible tener la mente en blanco mientras conducimos y, de repente, reaccionar a un estímulo girando el volante para no estrellarnos? La investigación sugiere que la gran mayoría del procesamiento cognitivo y el control del comportamiento parecen ocurrir fuera de la consciencia. De hecho, muchos estímulos se perciben e influyen en las emociones “aunque no lleguen a la consciencia”.
Este desacoplamiento de la atención y la percepción permite que esta divague sin control consciente—lo que se conoce como mente errante— y que la mente detenga por completo su pensamiento consciente, la mente en blanco.
La investigación sugiere que las mentes de las personas están separadas de sus entornos de percepción actuales casi la mitad del tiempo: durante gran parte de la vida humana, la mente no está “aquí”, sino “allá”, pero, a pesar de ello, las personas no parecen sufrir déficits conductuales evidentes en muchas tareas cuando la atención se desvincula de la percepción.
A lo largo de siete experimentos, los investigadores de Harvard describieron la mente en blanco en términos de cuatro características clave de los estados mentales desacoplados: experiencia fenomenológica, resultados de comportamiento, metaconciencia y patrones de ocurrencia a lo largo del tiempo.
Y el resultado de todo ello “proporcionó la evidencia que respalda la existencia de la mente en blanco como un estado mental distinto con una firma psicológica única”, una posibilidad, de que la mente no esté ni aquí ni allá, sino en ninguna parte que ha sido ignorada por las investigaciones empíricas de la consciencia y la atención, abriendo la puerta a una taxonomía ampliada de los estados mentales en el que se incluya la falta total de contenido consciente, sin relación con el estímulo, ni externo ni interno.
Mente en blanco: soñando despiertos

En este sentido, los investigadores apuntaron una conclusión más que interesante: que el sueño y la vigilia no sean “fenómenos de todo o de nada”, que tengan una relación más estrecha de lo que se creía, una suerte de intrusión del sueño durante el día que la “apaga” y que puede explicar una amplia gama de lapsos de atención, entre ellos la divagación mental o mente errante, la lentitud, la impulsividad y la propia mente en blanco.
Los hallazgos de estas investigaciones, tal y como se sugiere, podrían tener importantes implicaciones para los trastornos de déficit de atención, como el TDAH: tanto adultos como niños afectados por este trastorno informan a menudo de trastornos de sueño y de vigilia junto a con dificultades para concentrarse en tareas poco exigentes.
En la misma línea se sitúa un reciente estudio publicado a finales de 2022 por la Universidad de Lieja en Bélgica. En este caso, los investigadores descubrieron que los cerebros se organizan durante los episodios de mente en blanco de una manera en la que todas las regiones del cerebro se comunican entre sí al mismo tiempo. Así la mente en blanco está en un modo similar al del sueño profundo… pero estando despiertos.
Y es que este estudio también concluyó que la mente en blanco tiene un perfil neuroconductual único, lo que indica que los eventos mentales no reportables pueden ocurrir durante la vigilia: un desafío a la visión tradicional de que siempre está “ocupada pensando”. “Después de todo, es posible que los límites del sueño y la vigilia no sean tan discretos como parecen“, señala una de las investigadoras.
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