La plataforma lo concedía de forma gratuita a usuarios que (teóricamente) verificaba que aportaban un valor especial.
Sin embargo, esa época acaba hoy. Elon Musk anunciaba ayer que el check azul de verificación solo aparece si el usuario tiene una suscripción activa a Twitter Blue. Todas las que lo tenían y no pagan se quedan sin ella, y esta es la última demostración de cómo Twitter está cambiando para siempre.
Para muchos profesionales del sector periodístico, por ejemplo, Twitter era «nuestra red», y estar verificado daba cierto halo de relevancia. No en un mal sentido de crear una élite, sino de facilitar por ejemplo el contacto con otros profesionales y usuarios verificados para debatir temas.
Es por ejemplo lo que me comentaba Javier Lacort, compañero en Xataka que llevaba verificado desde 2016, cuando se reabrió el proceso para solicitar esa marca de verificación.
Otros compañeros también la tuvieron. José García y John Tones la tuvieron —este último se extrañaba especialmente, porque ese no es su nombre real y por tanto el proceso de verificación no era en absoluto exhaustivo— pero reconocen que no pagaran por ella ahora, como también confirmaba Javier.
Iván Ramírez, editor en Xataka Android, explicaba que él sobre todo la tenía para probar cosas y poder hablar de ellas, además de disfrutar de algunas características más, pero confiesa que pagar por esa suscripción ya no le compensa.
Musk llevaba tiempo criticando el antiguo sistema de verificación, calificándolo de ser «una basura» o de estar «corrupto«. La estrategia del actual dueño de Twitter ha estado bastante clara desde que se hizo con los mandos: había que lograr ingresos, y las suscripciones eran una de las claves para lograrlo.
Sin embargo la puesta en marcha de su plataforma Twitter Blue está siendo de momento un fiasco. Apenas el 0,2% de usuarios de Twitter estaban acogiéndose a una suscripción que cuesta 8 dólares al mes —demos gracias a Stephen King, Musk quería cobrar 20— y cuyos beneficios reales son, como poco discutibles.
Y es que aparte de la marca de usuario verificado, los usuarios que pagan disfrutan de menor presencia de publicidad, acceso a algunas características preliminares o soporte de mensajes largos y de vídeos en calidad FullHD.
Esa obsesión de Musk por lograr que Twitter sea rentable está chocando con esa Twitter de antaño. Es totalmente entendible y respetable que este multimillonario busque mejorar la situación económica de la empresa —ha invertido una fortuna en ella—, pero por el camino está tomando decisiones polémicas y espantando a los anunciantes.
Pero todas esas decisiones están generando críticas crecientes entre los usuarios, que están viendo cómo su timeline ahora es algorítmico, a lo Instagram o TikTok, y como su API, que daba vida a desarrollos de terceros, ahora es siempre de pago.
Todo eso ha ido convirtiendo el check azul de una señal de prestigio a algo que de hecho los usuarios que aún la conservaban han acabado escondiendo. El alardeo moral o postureo ético (virtue signalling en inglés), esa exhibición de determinados valores que transmitía ese check azul, ya no funciona en Twitter.
Hay, como decía Antonio Ortiz —cofundador de Weblogs, ahora integrada en Webedia— un mensaje bastante generalizado de rechazo por parte de quienes tenían esa marca verificada: ahora reniegan de ella y algunos aluden a que «es de tontos».
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