Al Capone, el hombre más temido de Chicago, forjó su fortuna al margen de la ley y sembró las aceras de cadáveres. Frank Harris fue el hombre que tuvo el valor de enfrentarse a él y meterle en la cárcel

Al Capone nació en Brooklyn, Nueva York, el 17 de enero de 1899. Era hijo de inmigrantes italianos provenientes de Angri, un pueblo de la provincia de Salerno, al sudoeste de Italia, en el antiguo reino de Nápoles. Su padre, Gabriele Capone, era un humilde abacero que luego fue barbero. Su madre, Teresina Raiola, era una costurera, hija de Angelo Raiola. Ambos procrearon nueve hijos.
Los Capone emigraron desde Italia a Nueva York en el año 1893. Se trasladaron a una casa situada en la calle Navy Street, en el número 95. La calle estaba situada en la Navy Yard, una sección de las calles del sur de Brooklyn. Gabriele Capone trabajaba en una barbería cercana, en el 29 de Park Avenue.
Cuando Al Capone tenía 11 años, él y su familia se mudaron a 38 Garfield Place en Park Slope, Brooklyn. Al Capone abandonaría los estudios de quinto grado en la escuela a la edad de catorce años al ser castigado por sus repetidas ausencias y golpear a una profesora, para después irse a trabajar a diferentes lugares: de dependiente en una confitería, de mozo para todo en una bolera y finalmente en una fábrica de cartón. Cerca había un billar, donde Capone jugaba con su padre; no se le daba mal: el futuro gánster llegó a ser el campeón del barrio.
En esa época Capone conoció al gánster calabrés Johnny Torrio, diecisiete años mayor que él y formado en bandas de Manhattan. Era este un hombre de talante reflexivo, que prefería la diplomacia y la alianza a la violencia, aunque no dudaba en usarla implacablemente si no había otro remedio; el joven Capone aprendió de él hasta el punto de que Torrio llegó a convertirse en su mentor y él en su mano derecha. Johnny Torrio introdujo al joven Capone en diferentes bandas juveniles de ladrones como «The Junior Forty Thieves», «Five Points Junior» o los famosos «Five Points Gang», la banda juvenil más peligrosa de aquellos tiempos, cuyo principal negocio era dar palizas por encargo; el asesinato costaba cien dólares. Aquí comenzó la carrera criminal de Capone y aprendió a manejar los puños y la pistola.
Poco tiempo después, se convirtió en guardaespaldas del mafioso Frankie Yale y Antonio «Tony el Malo» Torelli, quien encomendaba a Capone tareas como las de extorsionar a los diferentes propietarios de negocios para que le cedieran una parte de sus beneficios. En esa época trabajó como camarero y guardaespaldas en un club nocturno del ya citado gánster siciliano Francesco Ioele o Uale, llamado Frankie «Yale» para evitar su impronunciable apellido.
Una noche, Capone se emborrachó en este club e insultó a una de las chicas que trabajaba allí, provocando así una pelea entre él y el hermano de la chica, Frank Gallucio, quien con una navaja marcó tres veces en la cara a Capone. De ahí nació su famoso apodo de «Scarface / Cara cortada», ya que esos navajazos que recibió en la cara le dejaron tres cicatrices considerables en la parte izquierda de la cara, desde la oreja al mentón.
Al día siguiente, Capone fue a disculparse con Gallucio (por órdenes de Yale). Entonces dejó de ser guardaespaldas del local, aunque siguió trabajando para Frank «Yale». Capone, normalmente vengativo e implacable, no lo fue esta vez. Contrató a Gallucio como guardaespaldas y se inventó la historia de que sus cicatrices las debía a la explosión de una granada cuando combatía en Francia. De hecho, nunca fue llamado a servir en otras guerras que en las del hampa. Solamente cuidó de que a partir de entonces lo fotografiaran siempre exclusivamente por el lado derecho.
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