Duendes…Tenga cuidado | Relatos del lado oscuro

Hay duendes en todas partes, algunos no son buenos, algunos de hecho pueden ser bastante perversos, pero están ahí, solo que ya no son tantos. La presencia humana puede serles muy nociva. Relatos del lado oscuro y José Ramón Cantalapiedra nos llevan a conocer algunas historias de duendes…

Créditos al canal Relatos del lado oscuro en YouTube
Duendes

Los duendes son criaturas mitológicas fantásticas de forma humanoide pero de tamaño pequeño que están presentes en el folclore de muchas culturas. La etimología de su nombre proviene de la expresión «duen de casa» o «dueño de casa», por el carácter de los duendes al «apoderarse» de los hogares y encantarlos,1​ o bien del árabe «duar de la casa» («que habita, habitante»).2​

En Castilla y León la palabra duende define a un tipo de ser sobrenatural de la cultura popular equivalente al goblin de otros folclores europeos (del francés normando gobelin, nombre originado en el de un fantasma que se decía asoló el pueblo de Evreux en el siglo XII),3​ de naturaleza maliciosa hacia los humanos.

Físicamente, se suele describir a los duendes como personajes de baja estatura (con altura no superior a un metro) y aspecto humanoide, con largas orejas puntiagudas y piel verdosa. Elementales, cuidadores de la naturaleza y el bosque y muy escurridizos.​ En la mitología de muchas culturas se les supone algún tipo de poder o conocimiento sobrenatural además de una personalidad bromista o maliciosa, por lo que se culpan de todo tipo de daños menores en el entorno doméstico o rural.

Según esta definición, se consideran como un tipo de duendes, los gnomos, los trasgos, el pombero sudamericano, el tomte sueco, el leprechaun irlandés o el poltergeist alemán.

Este tipo de supersticiones ligadas a los hogares se difundieron por todo el imperio romano, ya que su religión pagana afirmaba que había unos dioses menores, los lares o genius loci, que habitaban una casa a la que estaban ligados con la función de protegerla.

A veces, se asociaban a la familia que construyó la casa, o que la habitó desde su construcción; esto explicaría su frecuente relación con los fuegos del altar familiar u hogar, los pucheros o las alacenas. A esto habría que sumar una noción semejante por parte de los druidas, quizá todavía presente en la creencia germánica en los Kobold.

Pero esta tradición se presenta también en el folklore de todas las naciones eslavas, donde se denominan domovik; e incluso en el japonés, donde unas criaturas en todo semejantes llevan el nombre de zashiki-warashi.

Fe de erratas: En el video se menciona que la ciudad de Manabí está en Colombia, cuando en realidad se ubica en Ecuador; una equivocación de nuestra parte, por la que ofrecemos una disculpa muy sentida.

Saber más…

¿Te gustó el artículo? Tenemos mucho más para ti. Únete a Curadas haciendo clic en este enlace

¿Qué opinas?