Desaparecidos en la montaña, el caso de los cinco de Yuba | Relatos del lado oscuro

Cinco buenos amigos salieron de paseo, pero algo terrible ocurrió…

¿Qué pasó con ellos?

Acompaña a Relatos del lado oscuro a conocer este caso, triste y lleno de dudas.

Los cinco de Yuba

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Los cinco de Yuba

Los cinco de Yuba, desaparecidos en la montaña.

Cinco amigos, un viaje de regreso, cuatro muertes, una desaparición y una serie de indicios desconcertantes. Un cóctel sin solución hasta hoy. Los cinco de Yuba

Una zona remota del Plumas National Forest, en California, fue el escenario de uno de esos eventos que solo generan dudas, y que no paran de despertar incógnitas en las mentes de investigadores y curiosos que tratan de poner en pie una explicación plausible.

Los protagonistas de esta historia son Gary Mathias, Jack Madruga, Jackie Huett, Theodore Weiher y William Sterling, cinco amigos que compartían su pasión por el baloncesto, y que decidieron ir juntos a ver un partido para no regresar jamás a sus casas.

Jugaban juntos como los Gateway Gators, patrocinados por un programa local para discapacitados mentales.

El 25 de febrero, día siguiente al de su desaparición, debían jugar su primer partido en un torneo de una semana de duración patrocinado por las Olimpiadas Especiales, cuyos ganadores obtendrían una semana gratis en Los Ángeles.

Pero nunca tuvieron opción de optar a ese premio. Jack era quien conducía el Mercury Montego turquesa y blanco de 1969, testigo mudo de algo que nadie puede aclarar.

Todos ellos tenían entre 24 y 32 años, vivían con sus padres y tenían problemas psicológicos.

Weiher, Huett y Sterling habían sido diagnosticados por discapacidad intelectual, de Madruga se pensaba lo mismo, aunque nunca se confirmó y Mathias padecía esquizofrenia, enfermedad que se hizo patente en 1973 y por la que recibía tratamiento, además de una pensión del ejército norteamericano.

Recorrieron setenta kilómetros para ver al equipo del que eran fans (el UC Davis basketball team) en la Universidad Estatal de California. Salieron contentos, pues su equipo ganó ese partido, y enfilaron el camino de vuelta. Eran aproximadamente las diez de la noche de ese día 24 de febrero.

En algún momento de ese regreso pararon para comprar unas cosas.

Concretamente, dos tartas, una barra Snickers, otra chocolatina, dos botellas de Pepsi y una de leche.

Luego salieron de la tienda, y se fueron camino del sur de Chico (California), o al menos eso recuerda el empleado del local, quien a la postre última persona que los vio con vida, o al menos que pudo confirmar sin lugar a dudas la identidad de los cinco miembros del grupo.

La noche transcurrió, y al amanecer los padres de los chicos se percataron de que ninguno había vuelto. El padre de Theodore Weiher fue el que lanzó la voz de alarma.

La madre de Bill Sterling fue la siguiente. Ella ya se había preocupado por la suerte de su hijo y habló con la madre de Jack Madruga.

Finalmente, la familia de Huett constató lo mismo: ninguno de los chicos estaba en sus casas. Lo que vino a continuación es una concatenación de sinsentidos, con una investigación y varios hallazgos tétricos por medio.

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