El presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional del país mientras el órgano liderado por la oposición intentaba destituirlo por cargos de malversación de fondos
Guillermo Lasso disolvió el parlamento y los militares lo apoyaron

La Asamblea Nacional de Ecuador amaneció este miércoles rodeada de militares y policías. A los políticos que se acercaron para participar en la segunda jornada del juicio político contra el presidente, Guillermo Lasso, se les prohibió el paso. El mandatario había tomado una decisión drástica para frenar el proceso en su contra. Por primera vez en la historia de Ecuador, decretó la disolución del Parlamento alegando que el juicio, que podría provocar su destitución por haber tolerado un supuesto caso de corrupción, había provocado una “grave crisis política”. La medida obliga a adelantar las elecciones legislativas y presidenciales. Mientras tanto, Lasso gobernará por decreto durante seis meses. En ese tiempo se espera que anuncie si aspira a la reelección.
Acaban así dos años de mandato del político conservador que ha acabado acorralado. En los últimos días había estado negociando votos entre la oposición para que el juicio político no saliera adelante, pero temía que a última hora la presión para su destitución fuera mayor. Lasso no quería que la que considera una Asamblea de poca talla política acabara con su mandato, por eso ha preferido invocar la figura constitucional de muerte cruzada, que cierra su periodo, pero también el de los parlamentarios. Además, le deja una puerta abierta a presentarse en las próximas elecciones.
En un discurso al país emitido por la cadena nacional, el presidente anunció a las siete de la mañana que la decisión la tomó para dar una salida constitucional a Ecuador “por la grave conmoción interna” que vive el país. Lasso ha acusado al Parlamento de tener “como proyecto político la desestabilización del Gobierno, de la democracia y del Estado”. El presidente indicó que ya había solicitado al Consejo Nacional Electoral (CNE) la convocatoria inmediata de los comicios, que deberían celebrarse a finales de año. “Esta es una acción democrática, porque devuelve a los ecuatorianos el poder de decidir su futuro”, aseguró.
Lasso nunca logró tomarle el pulso al mandato, asediado por una violencia que ha ido en aumento y que ha colocado la seguridad en el centro de las preocupaciones de los ecuatorianos. La mayor presencia de grupos narcotraficantes ha desestabilizado un país que no estaba acostumbrado a los homicidios diarios. En los últimos meses, a las masacres que habían mermado la popularidad del presidente se sumó la sombra de la corrupción sobre el Gobierno.
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