¿Puede vaciarse un museo y convertirse en exmuseo? Parece que si, porque el que fue bastión del arte ahora agranda la lista de los «sin».
¿Puede existir un exmuseo? ¿Acaso puede un Museo de Bellas Artes quedar huérfano de sus obras?
¿Puede vaciarse y ser como una ballena encallada esperando su final? Parece que si, que esta primera figura sufre sin el arte que la rodeó por décadas.
El Museo de Bellas Artes de Caracas contenía obras extraordinarias que, como si fuese un sortilegio, han ido desapareciendo.
Salas que se esfuman. Paredes que antes colgaban Michelenas ahora solo cuelgan fotos.
El lado oscuro de la magia que nos priva de mostrarle a nuevas generaciones un recinto de su patrimonio.
¿Cómo enseñamos a los niños a valorar lugares que eran motivo de orgullo, pintores, escultores propios y de otras latitudes, si ya no están?
Y de lo poco que queda, mucho no está identificado para que al menos conozcan algo.
Las paredes vacías solo replican en forma de eco preguntas comunes: ¿Dónde están? ¿Cuándo vuelven?
No fueron un espejismo. Existieron. Aún existen. Solo que ya no están en su lugar. Su ausencia alimenta la ignorancia y la desidia.
«El sueño de la razón produce monstruos» de Francisco de Goya, obra que ví en el Museo de Bellas Artes de Caracas, y ahora no hay acceso a la sala en la que está o estaba, refleja todos los sentimientos que genera la aridez y la desolación actual.
¿Cuántos monstruos surgen de la orfandad artística entre tantos otros vacíos?
Un exmuseo agranda la lista de los «sin»
Museos sin obras, hospitales sin medicinas, escuelas sin niños, bibliotecas sin libros, calles sin seguridad, ancianos sin recursos.
Aún creo que podemos sustituir ese «sin» por algo más productivo.
Así que se busca: «con» para ocupar ese puesto y podamos decir: sigamos adelante con esperanza y con convicción.
Mylene Pérez
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Twitter: MylenePrez2
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