Usan realidad virtual para recrear el horror de las mazmorras de El Helicoide

Para denunciar las violaciones de derechos humanos que ejecuta la administración de Nicolás Maduro en Venezuela, la asociación Voces de la Memoria lanzó Realidad Helicoide, una iniciativa que muestra los horrores de la tortura que sufren los presos políticos en el país, a través de unas gafas, unos mandos y unos auriculares de realidad virtual.

En 20 minutos se recorrer un barracón del centro de detención y tortura venezolano Helicoide, escuchar testimonios y ver las condiciones infrahumanas en las que viven los detenidos.

Víctor Navarro, fundador de la asociación y víctima durante cinco meses de torturas en este centro penitenciario, presentó ante medios españoles esta iniciativa que quiere llevar a organismos, foros de Derechos Humanos y universidades.

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“Queremos ir a la Asamblea General de la ONU y al Parlamento Europeo, donde se toman las decisiones porque esto es denuncia, pero también a universidades porque esto es memoria y la memoria está viva porque sigue pasando”, denunció en una presentación a medios del proyecto en Madrid.

Así, quien se sumerge en la experiencia virtual puede escuchar los testimonios de 30 personas que pasaron por el penal, pero también pueden ver los métodos de tortura física utilizados en el lugar, según los denunciantes, o un agónico grito desesperado de una víctima de descargas eléctricas.

En la recreación se ven cuerpos apelotonados en espacios completamente a oscuras, duchas donde los presos se lavan “con el agua del inodoro porque la presión no es suficiente”, se muestra cómo guardan sus excrementos para que no huelan porque no se los retiran durante días o cómo las cucarachas campan a sus aires.

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Pese a todo, Navarro asegura que el peor momento de estar en el Helicoide era “ver la tortura en los otros”: “Escuchar cómo violaban a una mujer entre varios policías y ella pedía ayuda y no podías hacer nada”.

Para dar lugar a los escenarios de esta versión digital del centro, explica el venezolano, estas 30 personas recibieron acompañamiento psicológico, pero tenían claro que querían participar y, aunque muchos siguen viviendo en Venezuela, hacerlo de forma abierta, con sus nombres y apellidos porque “el silencio es aún más tortuoso”.

Con información de Efe

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