Si viajas en avión, cuidado con desconocidos muy amigables. La persona de la historia conoció a una señora que resultó ser narcotraficante.
Una señora mayor se sentó a mi lado dentro del avión. Me pidió que la ayudara a poner su equipaje en el maletero superior.
Pero un hombre que iba a sentarse sentado al otro lado fue quien la ayudó.
No soy muy alta y el maletero superior es algo que trato de evitar a toda costa. Apenas me senté, la señora comenzó a conversar.
Era agradable y se expresaba bien, así que charlamos durante todo el vuelo a Dubai.
De repente, cuando el piloto anunció que comenzaba nuestro aterrizaje, mi nueva amiga comenzó a sentir dolores de estómago.
Yo, con mi buen corazón, presioné el botón de las azafatas, y una azafata vino a averiguar cuál era el problema.
Le dije a la azafata que mi compañera de asiento no se sentía bien. Y, de repente, la señora comenzó a dirigirse a mí como «hija».
La azafata me dijo que no podían más que darle unos analgésicos y esperar a que aterrizáramos
El piloto anunció que teníamos una emergencia médica a bordo y nos aconsejó a todos mantener la calma. Así se maneja si viajas en avión.
Mi nueva «amiga» estaba llorando y sudando como loca, y se negaba a soltar mi mano. Todos asumieron que nos conocíamos.
Pronto aterrizamos y el mismo hombre que ayudó a colocar su equipaje en el compartimento superior, lo bajó.
Pero mientras retiraba el equipaje, ese hombre me aconsejó que me distanciara de la señora y que dejara claro a la tripulación de cabina que NO viajábamos juntos.
¡Era un enviado de Dios!
Entonces, efectivamente, la tripulación de cabina vino y me preguntó si éramos parientes. Les dije que nos habíamos conocido en el avión. Que no la conocía en lo absoluto.
Así que empezamos a desembarcar y cuando me despedí, la señora me rogó que llevará su bolso. Yo estaba tan desgarrada, pero el hombre que había ubicado el bolso me miró a los ojos y negó enfáticamente con la cabeza.
Luego me pasó una nota que decía que dejara que la tripulación se encargara de la señora.
Así que salí del avión y dejé que mi nueva «amiga» esperara por la silla de ruedas y que la llevara la tripulación. Me sentí culpable.
Mientras esperábamos nuestro equipaje, escuché una conmoción. Mi nueva «amiga» estaba corriendo, tratando de escapar de la tripulación de cabina.
Se había levantado de la silla de ruedas. Dejó a la azafata con su bolso y corrió hacia la salida con el resto de su equipaje de mano.
Por suerte, la policía del aeropuerto fue más rápida que ella de ella. La agarraron y la trajeron esposada.
Entonces la señora empezó a llamarme: ¡hija mía, hija mía! ¿Cómo pudiste hacerme esto?
Ahí me di cuenta: estaba transportando drogas y quería involucrarme
Por suerte para mí, el señor que la había ayudado con su equipaje se adelantó y le dijo a la policía del aeropuerto que ella y yo acabábamos de conocernos en el avión.
La policía me quitó el pasaporte y me pidió que revelara mis nombres completos para ver si viajábamos juntas o no.
¡Por la gracia de Dios, ni siquiera le había dicho mi primer nombre!
Me pidieron que siguiera a la policía a una pequeña habitación donde me interrogaron extensamente.
Que dónde la conocí, que dónde abordé, etcétera. Además, mi equipaje fue revisado exhaustivamente y buscaron huellas dactilares.
Afortunadamente, y lógicamente, mis huellas dactilares no se encontraron en ninguna parte de su equipaje.
Me dejaron ir con el consejo de nunca tocar el equipaje de nadie, ya sea en el vuelo o en el aeropuerto.
Así que a partir de ese día, no me importa cuánto equipaje tengas, te encargarás tú.
Así que si viajas en avión, tu equipaje es tu problema.. Esa es mi política.
Y si no puedes llegar al compartimento superior, y yo soy la persona más cercana, llama a la tripulación de cabina, porque todo lo que haré será mirar hacia otro lado.
Es una lección que debes aprender si viajas en avión.
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Tomado de un text publicado en Twitter / X por el usuario @TravelReportMX