Si la humedad aparece en tu ropa, cierto ingrediente casero soluciona ese dilema. Te explicó cómo usar el vinagre a tu favor para estos casos
Las épocas de lluvia pueden avivar al “mal olor” entre tus pantalones, polos y prendas íntimas. Por suerte, el vinagre lo soluciona.
Si te preocupas por tu outfit con cada salida entre amigos o citas románticas, entonces querrás que tus prendas de tela, algodón o sintéticas siempre huelan bien. Si las lavamos, preferirás que un aroma neutral desprenda entre tus ropas, pero a veces no es así. Entérate qué puede hacer el vinagre por ti y tus prendas; aprovecha este truco casero para tus próximos lavados.
Si dejas tu ropa secar durante la noche anterior y de repente llueve, es muy probable que la humedad comience a penetrar en cada fibra de tus vestimentas y dejar su fétido aroma a la mañana siguiente. Afortunadamente, se puede hacer algo respecto y las propiedades del vinagre son perfectas para esta tarea: ¿Sabías que es un suavizante y aromatizante natural?

Usa vinagre para que la ropa huela bien
- Vas a utilizar una mezcla entre 3 trazas de agua y 1 de vinagre blanco: trata de lograr que esta fusión compenetre y mantenla lista para el siguiente paso.
- Vierte esta mezcla diluida en una tina o en un soporte lo suficientemente grande para poner a remojar ciertas ropas: pantalones, blusas, polos, camisas y hasta prendas íntimas, todo suma para librar los malos olores.
- Procura que el conjunto de ropas esté completamente sumergido o por debajo de la superficie de líquido. Deja todo en remojo por 1 hora, si el olor a humedad es muy potente entonces prolonga ese tiempo toda la noche.
- Luego de ello, vas a escurrir la ropa y lavar como naturalmente lo haces: con tu detergente preferido y la lavadora. Una vez finalizado un nuevo ciclo de lavado, te fijaras si el olor a humedad ha desaparecido. Si no es así, tendrás que repetir el proceso con el vinagre 1 o 2 veces más para mejores resultados.
Te gustó el artículo? Tenemos mucho más para ti. Únete a Curadas haciendo clic en este enlace
Fuente EL COMERCIO