Relatos del lado oscuro nos lleva a Extremadura, España, tierra de leyendas, tierra de historias… tierra de duendes
Extremadura es una de las últimas zonas de la península cuyos elementos folclóricos de índole fantástico se han estudiado

Existe poco material que trate este tema, bastante reciente y casi siempre referido a las sierras del norte de Extremadura, que ha llamado la atención de diversos autores. Aunque ningún rincón de Extremadura ni de la península ibérica en general es ajeno a este tipo de elementos.
Se muestran, en la mitología extremeña, paralelismos con otras zonas de la Península. Tanto de la Cornisa Cantábrica, como del resto de la meseta en general.
La aproximación a estos mitos extremeños se ha llevado a cabo desde diversos enfoques. Desde la visión centrada en lo paranormal de Iker Jiménez, hasta los de autores como Fernando Flores del Manzano o el hurdanófilo Félix Barroso.
Aunque Publio Hurtado mencionara de pasada a principios del siglo XX pocos mitos, su estudio y divulgación se ha llevado a cabo en un momento en que todo este mundo entra en franca decadencia.
Duendes y demás seres menudos
Aunque hoy es más fácil encontrar gente que crea en extraterrestres que en duendes, la creencia en los duendes, en todas sus formas, estuvo muy generalizada por toda la península ibérica hasta no hace mucho tiempo. Extremadura no podía ser ajena a ello. También se menciona allí a las “duendas” (duendes femeninos).
Se han descrito de mil formas, desde «enanos de aspecto grotesco», hasta vestidos con ropas de Fraile (como los “Frailecillos”, iluminados con una luz verdosa o violácea que mencionara Publio Hurtado, con capacidad para colarse por las cerraduras).
Los duendes enredadores domésticos suelen preferir los lugares más inhóspitos de la casa, como cuartos oscuros, cuadras, bodegas o desvanes, para revolver en ellos y hacer ruidos de todo tipo. Es difícil librarse de ellos, ni aun mudándose de casa.
Los duendes domésticos se diferenciarían de los familiares, muy diminutos, que se asocian a una persona a la que pueden ayudar con sus poderes, lo mismo que traerles problemas, más asimilables a los prakagorris vascos y otros seres del mismo estilo. Estos están a su vez relacionados en cierto modo con los “malinus” que provocan las posesiones demoníacas, también presentes en diversas formas en gran parte del folclore peninsular.
En las Hurdes, se habla del Duendi Jampón, que pese a ser diminuto necesita engullir siete arrobas de comida al día y se cuela por las casas devorando todo lo que encuentra. También de la duenda y el duendi zunguluteru, que además de trastearlo todo, se le achaca el provocar los retortijones y los gases soplando en el oído a la gente mientras duerme. O el malestar general matutino a que el duende ha estado “contando las costillas” al durmiente. Mientras el duendi zunguluteru hace sus fechorías, su mujer la duenda se queda sentada a la lumbre por las noches royendo castañas.
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