Una espectacular escultura, escondida en los años 90 para protegerla, ahora se ha desenterrado en la actual Khorsabad, Irak. La estatua alada es magnífica y se encuentra casi intacta
Se trata de un descubrimiento histórico, una estatua alada. Los arqueólogos han desenterrado una espectacular escultura con forma de toro alado -un lamassu-, una encarnación de una deidad protectora asiria, que se representa con una cabeza humana, alas de águila y un cuerpo similar al de un toro o león.
Impresionante tamaño y estado
A pesar de sus dimensiones, pues la escultura hecha de alabastro pesa 18 toneladas y mide 3,9 metros de altura, se encuentra prácticamente intacta y eso que tiene 2.700 años de antigüedad. Sólo le falta la cabeza, según ha anunciado la Junta Estatal Iraquí de Antigüedades y Patrimonio (SBAH). La pieza faltante estaba en posesión del Museo de Irak en Bagdad, después su confiscación a los contrabandistas en los años 90. La cabeza humana, solía presentarse con barba y adornada con un tocado con cuernos, simbolizando la inteligencia y la sabiduría; mientras tanto, el cuerpo del toro o león representaba fuerza y poder, y las alas de águila significan que posee una naturaleza divina.

La nueva excavación la realizó un equipo conjunto iraquí-francés dirigido por Ahmed Fakak Al-Badrani. El arqueólogo francés Pascal Butterlin, profesor de arqueología de Oriente Medio en la Universidad de París I Panteón-Sorbona, dijo: “Nunca antes había desenterrado algo tan grande en mi vida”.
Según los expertos, el monumento formaba parte de una de las puertas que rodeaban la antigua ciudad de Dur Sharrukin. Este dios protector principalmente de la mitología asiria, solían guardar las puertas de las ciudades o palacios y, cuentan las leyendas, infundían temor y respeto a los enemigos. Esta intrincada pieza de artesanía asiria, fue un encargo del rey asirio Sargón II en 721 a. C. para proteger la ciudad capital de Khursbad. El destino de la ciudad, se vio alterado tras la desaparición del hijo de Sargón II, Senaquerib, quien trasladó la capital a Nínive, dejando sin terminar la construcción de Khursbad.
Gracias a que la escultura fue de nuevo enterrada en la década de 1990 para conservar los restos en medio del caos de la Guerra del Golfo, se pudo salvar de la pérdida, especialmente considerando la posterior destrucción de gran parte de Khursbad por parte de ISIS en 2015.

Deidad protectora
Las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, que abarcaban los actuales Irak, Siria y partes de Turquía e Irán, fueron la cuna de la civilización humana. Entre las muchas contribuciones de estas sociedades (sumerios, acadios, babilonios y asirios) no solo se encontraron avances en la escritura, el derecho y la agricultura, sino también un panteón de deidades y seres sobrenaturales. Una de esas criaturas, el Lamassu, destaca como símbolo de protección y poder, grabado en piedra e inmortalizado en los anales del arte y la mitología. Los Lamassu normalmente se representaban en parejas, actuando como guardianes en las entradas de palacios y ciudades. Estaban orientados para mirar al visitante que se encaminaba al edificio, creando un espectáculo impresionante que transmitía el poder y la protección del rey gobernante.
Se han encontrado pruebas arqueológicas de Lamassu en varias ciudades antiguas asirias, incluidas Nimrud, Khorsabad y Nínive. Sus representaciones han sido descubiertas en numerosos sitios arqueológicos y museos de todo el mundo, lo que demuestra la influencia generalizada de la cultura mesopotámica. Estas esculturas de piedra fueron diseñadas para intimidar, impresionar y protegerse de malas intenciones, ya que en la mitología mesopotámica esta deidad protegía del mal y el peligro.
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