Hoy te contamos la historia de Samuel Mariño, un venezolano que está sonando
Creció en las calles de la av. Fuerzas Armadas, en Caracas, con una voz incomprendida. Por años pensó que su tono agudo era un defecto. Nunca imaginó que se convertiría en una inspiración para la ópera actual en Europa y menos que su nombre daría la vuelta al mundo como sopranista. Hablamos de Samuel Mariño.

En el ecléctico mundo musical, pocas voces tienen el poder de detener el tiempo como Samuel Mariño. Sí, has leído bien, un soprano masculino. Este venezolano de 29 años, ahora deslumbrando entre París y Berlín, no es tu típico amante de la ópera.
«Trabajo muy duro para hacer un gran espectáculo, y cuando digo espectáculo, quiero decir espectáculo. Crecí con música pop, obtengo mucha inspiración de artistas pop. ¿Por qué en la ópera no podemos hacer conciertos como esos?» dice Mariño, haciendo eco de sus influencias que van desde Michael Jackson a Britney Spears.
Un giro en su vida ocurrió a los 13 años cuando un médico le sugirió la cirugía como solución a su voz cambiante. «Mi madre sugirió probar suerte como cantante de ópera y nunca miré atrás», comenta.
¿Y qué hay sobre ese legado de los castrati? Eran niños que fueron castrados antes de la pubertad para alcanzar esas notas imposibles. «Para mí, se trata más de diferentes comunidades, latinos, blancos, negros, vengas de donde vengas, todos pueden identificarse con esta música», dice Mariño, alejándose de las sombras del pasado de la ópera y centrándose en una era más inclusiva.
Y a pesar de que su voz es su superpoder, Mariño tiene sus demonios del pasado. «Su voz hablada, al igual que su voz cantada, es aguda y fue acosado continuamente en la escuela, tanto por eso como por su homosexualidad», recuerda.
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