Un crimen atroz, lleno de cosas extraña, con mucho dolor y además, con ciertos fenómenos extraños. La casa del horror en Asunción, Paraguay
La vivienda ubicada en pleno microcentro de Asunción, hoy conocida como la «casa del horror», luego de que allí se haya perpetrado un quíntuple asesinato, es un patrimonio edilicio histórico abandonado.

Bruno Marabel (20) trabajó normalmente en su puesto laboral en un local de comida rápida hasta la medianoche. Tras cerrar, fue a asesinar a toda su familia política que se encontraba en la residencia ubicada entre las calles Oliva y Montevideo.
Dalma Rojas (23), sus dos hijos pequeños de una anterior relación (4 y 6), su madre Elva Rodas (51) y su padrastro Julio Rojas (52) perecieron en el lugar. Marabel los estranguló y apuñaló con saña.
Tras cometer los crímenes, vagó por la capital, hizo su vida laboral normalmente, y luego de tres días decidió regresar de vuelta a la vivienda. Por increíble que suene, el asesino realizó fiestas y encuentros en el mismo lugar donde reposaban los cadáveres. A los invitados, quienes señalaban el tremendo mal olor del lugar, les mentía diciendo que nada más era orín de un perro maltratado del lugar.
Es justamente el olor nauseabundo que llamó la atención de los vecinos, quienes llamaron a las autoridades para que revisen el lugar. Una comitiva ingresó al inmueble, que a simple vista aparentaba un estacionamiento abandonado, y en una de las primeras piezas encontró el cuerpo de un hombre de unos 50 años, tendido sobre escombros, con rastros de violencia y heridas de arma blanca.
Luego se procedió a excavar otro sector de la vivienda, entre la cocina y un lavadero, donde en una fosa se hallaron los cuerpos de las dos mujeres y un niño, juntos, mientras que los restos de otra criatura fueron hallados en otra fosa contigua. Los restos fueron cubiertos por tierra, escombros y cal, lo que aceleró la putrefacción de los cuerpos.
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