El misterio de la calavera de cristal maya | Relatos del lado oscuro

Relatos del lado oscuro y José Ramón nos presenta los datos, las características y el misterio detrás de la calavera de cristal maya, misterio antiguo o fraude moderno

Hay muchísimas de ellas, las calaveras de cristal se han fabricado durante muchos años y en muchos lugares, pero esta es especial, esta junto con otras once parecen no tener las mismas características que las demás, ser originales y extrañamente fabricadas, especialmente la Mitchell Hedges. El misterio de la calavera de cristal maya.

Créditos al canal Relatos del Lado Oscuro en YouTube

En Lubaantun, una ciudad maya del sur de Belice datada entre 700 y 900, fue donde nació el mito de las calaveras de cristal. Allí decía el explorador inglés Frederick Albert Mitchell-Hedges que su hija adoptiva había encontrado en 1924 una pieza que él creía que era obra de los atlantes. Conocida como la Calavera del Destino, mide 13 centímetros de alto y 18 de largo, pesa unos 5 kilos y está hecha con dos bloques de cuarzo, uno para el cráneo y otro para la mandíbula. Es la calavera de Indiana Jones en su última aventura, un objeto que los seguidores de la Nueva Era consideran mágico y que los científicos no pudieron examinar hasta hace poco.

El misterio de la calavera de cristal maya

A las calaveras de cristal se les han otorgado casi todos los poderes posibles: funcionar como amplificadores telepáticos, curar a la gente, cambiar de color según las posiciones de los planetas, ver imágenes en las cuencas de sus ojos… Todo sorprendente y todo falso. Incluso la historia del hallazgo original de Mitchell-Hedges. Las piezas poseen gran belleza, pero ni son de origen misterioso ni tienen poderes. Los exámenes científicos realizados en los últimos años han fechado todas estas reliquias en el siglo XIX, así que no pudo haber ni atlantes ni mayas de por medio.

Hasta mediados de los años 90, la pieza del Museo Británico estuvo catalogada como “probablemente azteca, de entre 1300 y 1500”; pero en 1996 el microscopio electrónico descubrió en ella huellas de torno de joyero y ahora se etiqueta como “probablemente europea, del siglo XIX”. En mayo de 2008 se supo que para hacer la calavera del Instituto Smithsonian usaron como abrasivo carburo de silicio, compuesto químico que no se sintetizó hasta 1890. Y un examen de la de Mitchell-Hedges descubrió que se talló con herramientas que no existían hasta finales del XIX.

Saber más…

Te gustó el artículo? Tenemos mucho más para ti. Únete a Curadas haciendo clic en este enlace

¿Qué opinas?