La misteriosa Cueva de los Tayos ¿Orígen extraterrestre de la humanidad? | Relatos del lado oscuro

Relatos del lado oscuro y José Ramón nos cuenta la historia de la misteriosa Cueva de los Tayos, Ecuador

En un rincón perdido de la selva ecuatoriana, territorio de los temibles Jíbaros, en el fondo de una gruta oculta. Existe un misterio que podría arrojar luz sobre civilizaciones antiquísimas, maravillosas, más antiguas que el propio diluvio, quizá provenientes de otros planetas. Un misterio y una saga para encontrar aquellas placas de oro misteriosas que a todos los grandes poderes del mundo interesan. La misteriosa Cueva de los Tayos.

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La Cueva de los Tayos, descubierta por el explorador Juan Móricz, es una de las grandes maravillas naturales de Ecuador y Sudamérica.

Se estima que la Cueva de los Tayos, una de las atracciones naturales más fascinantes y enigmáticas del Ecuador, tiene unos 200 millones de años de vida. Para llegar a este sitio hay que dedicar un viaje de tres días por carretera desde Quito, la capital ecuatoriana, hasta completar los 460 kilómetros de distancia. La cueva se encuentra en medio de la selva tropical de la provincia de Morona, al oriente de la cordillera de los Andes, en la cadena montañosa del Cóndor.

La misteriosa Cueva de los Tayos

Juan Móricz, el hombre que dio a conocer al mundo este universo subterráneo

La cueva ya era conocida por la tribu de los shuar (o jíbaros) desde hacía muchos años, pero no fue sino hasta el 21 de julio de 1969, que el hallazgo de la Cueva de los Tayos se denunció y se dio a conocer al mundo gracias a Juan Móricz (Körmend, 1923 – Guayaquil, 1991), un apasionado por la antropología y lenguas antiguas.

Este investigador de origen húngaro, pero nacionalizado argentino, entró en contacto con los shuar, quienes le dieron acceso libre a la cueva. Según Jaime Díaz Marmolejo, periodista del Diario El Universo, Móricz denunció el descubrimiento al presidente José María Velasco Ibarra el día 24 de junio de 1969. El 21 de julio siguiente lo protocolizó ante el doctor Gustavo Falconí Ledesma, en la notaría cuarta de Guayaquil.

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