En este video haremos un análisis de porque algunos hombres rechazan dar el paso hacia la independencia, como esto destruye sus vidas y la mejor forma de enfrentar este problema. El problema del hombre-niño
El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung desarrolló una escuela de pensamiento llamada psicología analítica, distinguiéndose del psicoanálisis de Sigmund Freud. En la psicología analítica (a menudo denominada «psicología junguiana») el puer aeternus es un ejemplo de lo que Jung llama un arquetipo, uno de los «elementos estructurales primordiales de la psique humana». El problema del hombre-niño.
El arquetipo antitético, opuesto enantiodrómico o sombra del puer es el senex (que en latín significa «hombre viejo»), asociado con el dios Cronos, que representa el tiempo que se desplaza inmutable, el ser disciplinado, controlado, responsable, racional y ordenado. A la inversa, la sombra del senex es el puer, asociado a Hermes o Dioniso, que representa el instinto desatado, el desorden, la intoxicación y el capricho.

Como todos los arquetipos, el puer es bipolar, exhibiendo un aspecto tanto positivo como negativo. El lado positivo del puer es que aparece como el Niño Divino que simboliza la novedad, el potencial para crecer y la esperanza para el futuro. También presagia al héroe en el que a veces se convierte (p. ej. Heracles). El lado negativo es el hombre-niño que se rehúsa a madurar y afrontar los retos de la vida, esperando en vez de resolver sus problemas.
Cuando el sujeto es una mujer, el término latino es puella aeterna, representada en la mitología como Kore (en griego «doncella»). También se podría hablar de un puer ánimus cuando se describe el lado masculino de la psique femenina, o una puella ánima cuando se habla del componente femenino interno de un hombre.
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