Mujeres y asesinos | Relatos del lado oscuro

Relatos del lado oscuro nos cuenta algunos expedientes criminales que tienen ese detalle, amor. Mujeres y asesinos

Se podría alguien enamorar de un asesino serial terrible, sentirse perdidamente enamorada. De eso trata este caso. Asesinos seriales, hibristofilia, casos criminales, casos policíacos, videos de asesinos seriales. Mujeres y asesinos.

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Ricardo «Richard» Leyva Muñoz Ramírez (El Paso, Texas; 29 de febrero de 1960-Greenbrae, California; 7 de junio de 2013),​ apodado como «The Night Stalker» «El Acosador Nocturno», fue un asesino en serie y agresor sexual estadounidense que mató a 14 personas en la ciudad de Los Ángeles entre los años 1984 y 1985. Fue capturado el 31 de agosto de 1985 a las 11:25.

Mujeres y asesinos

Ramirez fue un joven problemático durante su adolescencia: a los nueve años comenzó a robar y más tarde a consumir drogas en Texas, su estado natal. Trabajando en un hotel, solía entrar a las habitaciones para robar a los huéspedes; en una ocasión intentó violar a una mujer que se encontraba sola en su habitación, hecho que fue impedido de forma fortuita por el marido de ésta, quien golpeó a Ramírez, pero el matrimonio más tarde rehusó volver al hotel para ponerse en contacto con la administración, por lo que no se presentaron cargos.

Una vez establecido en Los Ángeles, Ramírez empezó a asesinar, sin pautas concretas, lo cual hacía más difícil su detención: mataba a personas sin importar su sexo, raza, edad o condición. Las armas utilizadas iban desde sus propias manos, cables, cuchillo pasando por varios tipos de pistolas (C.22/C.35). Su modus operandi también oscilaba, ya que podía asesinar de una manera organizada sin dejar pista o matar sin ningún cuidado dibujando signos satánicos en las paredes, comiendo en casa de sus víctimas, robándoles el dinero que llevaban encima o dejando las armas homicidas en el lugar del crimen.

Arresto, juicio, condena y muerte

Richard venía de visitar a su hermano en Austin; una vez volvió a Los Ángeles vio su cara en la portada del periódico en una tienda de licores, comenzó a correr y el propietario llamó a la policía. Entró en un vecindario de Hispanohablantes y tuvo que correr durante más de 30 minutos, ya que una multitud le perseguía para acabar con él.

Se sentó en el borde de la acera esperando a que la policía viniese a detenerlo; él ya sabía que su vida estaba acabada. Fue identificado inicialmente por los viajeros de un autobús público. Preso del pánico huyó e intentó sin éxito robar dos vehículos, fue golpeado con una barra de hierro en la persecución y finalmente estuvo a punto de morir linchado. Tuvo que ser la propia policía la que le salvara del linchamiento.

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