“Venezuela estaba plagada de criminalidad. El gobierno anunció el otro día una reducción del 72% de la criminalidad en el último año. ¿Sabes por qué? Sacaron a todos sus criminales de Venezuela directamente a los Estados Unidos y Biden les permitió hacerlo. Es una desgracia”.
La acusación la hizo el expresidente Donald Trump, quien retomó este miércoles sus actos de campaña, achacando sus problemas judiciales y todos los males del país a su rival Joe Biden, en su primer mitin desde el comienzo de su juicio en Nueva York.
«Si no ganamos estas elecciones, no creo que nuestro país vaya a sobrevivir», dijo Trump a sus seguidores en Wisconsin, un estado rural del norte de Estados Unidos.
Trump pintó un panorama muy sombrío de la presidencia de su sucesor demócrata.
«Biden preside el país como un anti-Robin Hood, robando a los pobres para dárselo a los ricos», dijo a la multitud antes de acusarle de guardar silencio sobre las manifestaciones estudiantiles propalestinas y de dejar que el país sea «invadido» por hordas de migrantes.
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«Don Dormilón» –
Las idas y venidas del tempestuoso septuagenario en la corte parecen haberse convertido en una especie de rutina.
El republicano comienza y termina cada día de audiencia con declaraciones que aprovecha para hablar un poco de todo, desde sus reveses judiciales, la situación económica de Estados Unidos, el cumpleaños de su esposa o el frío que dice pasar en el tribunal.
En el interior de la sala del tribunal, Trump permanece en silencio e impasible.
Ante la multitud de testigos que participan en el juicio, a veces parece aburrirse e incluso adormilado.
Su clan también muestra grietas. Hasta ahora sólo su hijo Eric ha acudido a apoyarlo personalmente en los tribunales.
«Odia estar en el tribunal, donde es un acusado penal más. No tiene el control y no está al mando», afirma el politólogo Larry Sabato. Algo que el juez Juan Merchan le recuerda constantemente.
Durante un receso del martes, se vio al republicano resoplar.
Los reveses del multimillonario son pan bendito para el equipo de campaña de Joe Biden, que le puso el apodo de «Don Dormilón».
Una forma de vengarse, después de que Trump llamara a su rival «Joe el Dormilón».
Este juicio coincide con un avance de Joe Biden en las encuestas sobre la intención de voto, en las que ahora figuran empatados.
Gorras rojas
Pero Donald Trump y sus seguidores también aprovechan el interés de los medios por el juicio para hacer campaña.
El republicano fue a Wisconsin y Michigan con esta idea en mente.
No había organizado mítines desde el comienzo del juicio, excepto uno que fue cancelado por las condiciones meteorológicas.
En los mítines es donde Trump, de 77 años, hace ademán de bailar, lanza sus famosas gorras rojas a sus seguidores, critica a diestra y siniestra, se burla de la edad de su rival, aunque solo le lleva cuatro años, y le imita, como si estuviera aturdido y angustiado.
Es su manera de recordar que Biden también afronta dificultades por su edad.
Con información de AFP