Las bebidas energéticas se han popularizado como soluciones rápidas para incrementar la energía y mejorar el rendimiento mental y físico. Sin embargo, es crucial entender su composición
Estas bebidas energéticas suelen estar cargadas de altas dosis de cafeína, que pueden variar entre 45 y 400 mg por lata, y azúcar, alcanzando hasta 63 g, equivalentes a aproximadamente 16 cucharaditas. Además, incluyen otros estimulantes como la taurina y el guaraná, y sustancias como la carnitina y pequeñas cantidades de colina, a menudo adornadas con vitaminas como la A, C, D y B3.
¿Cuáles son los efectos prometidos por las bebidas energéticas?
Estas bebidas son promocionadas por sus fabricantes como potenciadores de la energía que disminuyen la somnolencia y la fatiga, aumentan la alerta y pueden mejorar aspectos de la función cognitiva como el ánimo y la atención. Estos supuestos beneficios son atractivos, especialmente para quienes enfrentan largas jornadas laborales o estudiantes en épocas de exámenes, pero ¿a qué costo?
¿Son seguras las bebidas energéticas? ¿Son malas las bebidas energéticas? Esto dice la ciencia
A pesar de su popularidad, estas bebidas no están exentas de riesgos. Los estudios han comenzado a revelar preocupantes efectos secundarios asociados con su consumo, como problemas cardíacos, nerviosismo, problemas gastrointestinales y alteraciones en el sueño. Especialmente alarmantes son los efectos sobre la actividad eléctrica del corazón, que pueden provocar arritmias. Además, hay informes de emergencias médicas relacionadas con su consumo.

¿Cómo afecta el consumo frecuente de bebidas energéticas a la salud a largo plazo?
El impacto a largo plazo del consumo frecuente de bebidas energéticas aún no se comprende completamente, pero los indicios no son alentadores. Los estudios observacionales sugieren que quienes consumen estas bebidas regularmente también tienden a consumir otras fuentes de cafeína, lo que puede complicar aún más su salud.
¿Por qué estas bebidas son tan populares si son potencialmente dañinas?
El mercado de las bebidas energéticas es enorme, con estimaciones de ventas que alcanzan los 86,000 millones de dólares anuales. Su éxito se debe en gran parte a estrategias de marketing agresivas y patrocinios en deportes extremos y eventos que demandan alta concentración y energía. Sin embargo, esto plantea preguntas éticas sobre la responsabilidad de las marcas en promover productos que podrían ser perjudiciales para la salud.
¿Quiénes deberían evitar el consumo de bebidas energéticas?
Personas con condiciones de salud preexistentes como arritmias, hipertensión arterial, falla cardíaca, prediabetes, diabetes, sobrepeso, obesidad, hígado graso o síndrome de ovario poliquístico deben evitar estas bebidas. Es recomendable que jóvenes, adolescentes y adultos opten por alternativas más saludables para aumentar su energía.
Te gustó el artículo? Tenemos mucho más para ti. Únete a Curadas haciendo clic en este enlace