Eduardo Strauch, uno de los 16 jóvenes sobrevivientes de la tragedia de la Cordillera de los Andes, hace más de 50 años, se encuentra en Caracas, para dictar una serie de conferencias.
Strauch explicará no solo cómo sobrevivió al accidente aéreo ocurrido hace 52 años, sino cómo esa experiencia transformó su vida en un apostolado.
Para Strauch lo ocurrido en el Valle de las Lágrimas no fue una tragedia y tampoco un milagro. Según él aquellos 72 días de frío intenso, hambre, sed, dolor, incertidumbre y muerte fueron una “odisea” que terminó convirtiéndose en una “historia fascinante”.
En rueda de prensa dijo que durante tres décadas, o más, todo el mundo se regodeó del morbo y solo comentaba el hecho de que aquellos jóvenes incurrieron en antropofagia (comer carne humana).
“Con el tiempo ese tema fue quedando atrás y la experiencia vivida en la Cordillera de Los Andes se convirtió en una prédica de vida, amor, esperanza, amistad y trabajo en equipo”, dijo el hoy arquitecto de 77 años de edad.
“Para mí el tiempo sigue siendo un misterio, he tenido que explicar muchas veces que allá en la montaña nunca nos aburrimos, todo lo contrario, contábamos los días con esperanza y pasión», dijo.
“El tiempo no se recupera, por eso a lo único que le tengo miedo es a no vivir intensamente, a quedarme sin tiempo para hacer las cosas que me faltan por hacer, a no disfrutar la vida, la cual hay que aprovechar al máximo”, expresó.
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Para no olvidar
El 13 de octubre de 1972 el avión Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea de Uruguay partió desde Montevideo (Uruguay) con destino a Santiago (Chile) con 45 personas a bordo (5 tripulantes y 40 pasajeros, entre ellos 19 miembros del equipo de rugby Christians Club). Ese vuelo chárter, identificado con el número 571, no llegó a su destino porque se estrelló en la Cordillera de los Andes, ubicada en Argentina.
La aeronave impactó contra el filo de una montaña y se seccionó en dos partes, la parte delantera del fuselaje se deslizó por la montaña a una velocidad de 350 km/h y se estrelló contra un glaciar a 3.500 metros de altura de los Andes. Todo era hielo y nieve. La temperatura del lugar era de 30 grados bajo cero.
Eduardo Strauch y el resto de jóvenes que sobrevivieron no solo al choque de la aeronave sino al hambre, la sed y a una avalancha de nieve que los sepultó por 4 días a más de tres metros de profundidad volvió a la civilización 72 días después.
“Los médicos que me atendieron en el Hospital San Juan de Dios de Chile consideraron que solo necesitaba ser hidratado, no tenía ninguna herida corporal y nunca necesité ayuda psicológica”, relató.
Luego de explicar que al ser rescatado comió pan de trébol y chocolates, Strauch reconoció que fue difícil volver a adaptarse a la vida cotidiana y a la vorágine de la vida capitalina.
“Por eso he vuelto a la cordillera unas 20 veces después del accidente, para volver a disfrutar del silencio, para sentirme a salvo de la vorágine y del ruido, para no olvidar todo lo que allí aprendí, para hacer el luto de vuelta y para llorar de nuevo a mis amigos. Ese silencio me llena de fuerzas para seguir”, explicó.
Error humano
A pesar de lo vivido en la Cordillera de los Andes, Eduardo Strauch, al recuperarse física y anímicamente, siguió viajando en aviones comerciales.
Cuenta que en dos oportunidades las aeronaves donde viajaba presentaron dificultades, pero aun así no sintió miedo alguno.
Al ser interrogado sobre las causas de aquel accidente, Strauch reveló un aspecto muy poco comentado: “Todos los tripulantes murieron a consecuencia del impacto del avión contra la montaña. A su alrededor se consiguieron botellas de vino y de whisky y es por eso que siempre se ha dicho que fue un error humano.
Agregó que durante muchos años culparon a los pilotos, a Dios y al destino de aquello que les sucedió, pero con el tiempo el rencor fue desapareciendo.
“Yo llegué a esa montaña sin Dios y hoy soy un hombre de mucha fe. Si no hubiese vivido esa experiencia hoy no fuera lo espiritual que soy. Siempre me preguntan cómo me defino en la actualidad y les respondo, soy el mismo, pero mucho mejor que antes del accidente”, dijo.
La Sociedad de la Nieve
La sobrevivencia de 16 personas a aquel accidente ocurrido en el Departamento Malargüe, Provincia de Mendoza, Argentina, fue una noticia que le dio la vuelta al mundo. Cabe destacar que hasta el día de hoy no hay razón científica ni lógica para explicar cómo lograron volver a la civilización luego de sufrir tantas dificultades.
De este caso se han redactado varios libros y se han realizado tres películas: “Sobrevivientes de los Andes (1976)”, “Viven” (1993) y “La Sociedad de la Nieve (2023)”.
A juicio de Eduardo Strauch el film dirigido por el español J. A. Bayona, basada en el libro homónimo de Pablo Vierci, es la mejor versión de lo sucedido.
“Esta película se acerca en un 90% a lo sucedido, es tan humana que su contenido nos ha ayudado, como sobrevivientes, a estar más unidos, nos ayudó a reconciliarnos aún más con los familiares de los fallecidos y con algunas personas que hasta el día de hoy no habían comprendido todo lo que hicimos para sobrevivir”, destacó.
Con información de Yira Yoyotte