Venezuela no tendrá representación en cónclave donde elegirán al nuevo papa

En poco más de dos semanas, ocurrirá el connotado cónclave, en el cual los cardenales de todo el mundo se reunirán en el Vaticano para elegir al que será el sustituto del papa Francisco, fallecido este 21 de abril.

Pero, no se trata de todos los cardenales, sino de aquellos menores de 80 años que son los llamados electores, de entre los cuales saldrá el nuevo pontífice.

En este caso, se trata de alrededor de 138 electores, entre los cuales no estarán los venezolanos.

Esto será así porque los dos únicos cardenales que quedan en Venezuela son mayores de 80 año, Diego Padrón, de 85 años, y Baltazar Porras, quien cumplió 80 el año pasado.

En la constitución apostólica “Universi Dominici Gregis”, promulgada por Juan Pablo II en 1996, solo los cardenales menores de 80 años pueden tomar parte en la votación que tiene lugar en la Capilla Sixtina.

Sin embargo, ambos prelados venezolanos, sí podrán formar parte de las congregaciones generales previas al cónclave.

En las sesiones a puerta cerrada pueden reunirse todos los cardenales, sin distinción de edad, para discutir el rumbo de la Iglesia y los desafíos que afronta antes de que comience oficialmente el proceso de votación.

Italia lidera como el país con mayor presencia en el cónclave, con 17 cardenales.

Le siguen Estados Unidos, con 10, y Brasil, con siete. Europa aporta 54 electores, seguida por Asia (24), África (18), América del Sur (18), América del Norte (16), América Central (4) y Oceanía (4).

Aunque, técnicamente, cualquier hombre bautizado podría ser elegido Papa, en la práctica siempre ha salido del colegio cardenalicio.

Durante los días de deliberación, los cardenales se alojarán en la Casa Santa Marta, un hotel dentro del Vaticano.

Allí estarán completamente incomunicados del mundo exterior: sin teléfonos, sin televisión, sin Internet y sin periódicos.

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¿Cómo se desarrolla la elección?

Durante el cónclave, los cardenales votan hasta cuatro veces al día.

Para que uno de ellos sea elegido sumo pontífice, necesita conseguir dos tercios de los votos.

Si después de muchas rondas no hay acuerdo, entonces se vota solo entre los dos más apoyados.

Cada voto se escribe a mano y se deposita en una urna. Luego, las papeletas se queman: si el humo que sale es negro, significa que todavía no hay Papa.

Si es blanco, quiere decir que ya fue elegido. Antes se usaba leña o paja para generar el humo, pero hoy se utilizan productos químicos para que el color sea claro y no haya dudas.

Cuando uno de los cardenales obtiene los votos necesarios, el decano del cónclave le pregunta si acepta ser el nuevo Papa.

Si dice que sí, también debe elegir el nombre que usará durante su pontificado.

Después, lo llevan a una sala junto a la Capilla Sixtina llamada “la sala de las lágrimas”.

Allí lo esperan tres trajes papales de distintos tamaños, ya que nadie sabe de antemano quién será el elegido.

Finalmente, el nuevo Papa es presentado al mundo.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro, el protodiácono dice la frase: “Habemus Papam” (tenemos Papa). Luego, el pontífice aparece y da su primera bendición: “Urbi et Orbi”.

Con información de El Nacional.

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