Posibilidades de Venezuela para el Mundial 2026 y principales problemas del fútbol nacional
A pesar de las múltiples dificultades, Venezuela eventualmente clasificará a una Copa del Mundo de fútbol.
En cuanto a las posibilidades para el Mundial 2026, existe una esperanza concreta.
Posibilidades de Venezuela para el Mundial 2026 por vía directa o por repechaje, y principales problemas que enfrenta el fútbol nacional.
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Aunque no puede garantizarlo, Richard Méndez menciona que los números actuales ubican a Venezuela en la posición de repechaje o playoff.
En el fútbol, Venezuela recibe noticias positivas esporádicas, como la clasificación de la selección Sub-17 al mundial, o la victoria de la selección mayor sobre Perú.
Estas noticias mantienen viva la ilusión y la esperanza de clasificar.
Sin embargo, si se logra la clasificación, sería un triunfo del talento y el esfuerzo de los jugadores superando las adversidades del sistema, no porque el fútbol venezolano esté en buen estado. Más bien sería una clasificación «a pesar de todo»
Según Richaerd Méndez, los problemas que enfrenta el fútbol venezolano se deben a décadas atravesando un «túnel oscuro», marcado por ineficiencia y problemas estructurales crónicos.
Esto se agrava por la mala gestión y la falta de profesionalismo, ya que muchos directivos o dueños de clubes carecen de conocimiento sobre cómo administrar un equipo y no se rodean de profesionales capacitados.
Existe una profunda precariedad económica y laboral. Hay clubes que no pagan los salarios a sus jugadores de manera regular, e incluso equipos que descienden o desaparecen dejando a jugadores lesionados sin apoyo económico ni médico, como en el caso citado de Andrés Urdaneta.
Esta situación provoca una fuga de talento, con futbolistas buscando salir del país (incluso a ligas menores) para asegurar un pago, o recurriendo al fútbol sala para subsistir.
A nivel de clubes, el rendimiento internacional es bajo, con desempeños pobres en competiciones como la Copa Libertadores.
A pesar de éxitos puntuales en categorías menores, la falta de desarrollo sostenido y estructuras débiles impiden un progreso consistente del futbolista.
Finalmente, el autor sugiere que hay personas «enquistadas» en las instituciones. Y estas dificultan la llegada de gente con nuevas ideas y capacidad para mejorar el fútbol.
En conclusión, Richard Méndez tiene una visión agridulce respecto al fútbol venezolano. O mejor dicho, respecto al fútbol profesional en Venezuela.
Hay una esperanza real de clasificar al Mundial 2026 gracias a la posición actual en las eliminatorias y al talento individual.
Pero esta posible alegría no debe ocultar los graves problemas estructurales, económicos y de gestión que aquejan al fútbol venezolano y que necesitan ser abordados urgentemente para un crecimiento real y sostenido.